La Navidad desde Chihuahua…por Alejandro Alcocer
Camaradas, Amigos Hermanos:
Hoy es esa fecha que de niños esperábamos con ansia, para los creyentes significa el nacimiento de Cristo, para otros la llegada de “Santa Claus”, para casi todos la simple palabra Navidad significaba en otros tiempos, alegría, esperanza, festejo y regocijo, en esta ocasión, muchos cambiarán las risas por llantos, la música por silencio… lo único que repetiremos serán los abrazos, pero en esta ocasión no serán para compartir gozo, sino compasión, tristeza y ausencias.
En todo nuestro entorno existen motivos para llegar a este momento con miedo, miedo a expresarnos, miedo a recordar tantos momentos con las personas que nos ha arrancado esta brutal violencia que nuestros gobiernos insisten en minimizar llamándolos “daños colaterales” no creo que haya alegría en la casa de la familia de don Alejo a pesar de que todos lo recordemos como un héroe, no hay cantos en las familias de los hermanos inmigrantes masacrados en Tamaulipas, ni se escuchan risas en las casas de los estudiantes víctimas de Villas de Salvarcar, estoy seguro que en casa de mi hermano no existe la algarabía que había cuando vivía mi sobrino Jair, y claro, no podemos pensar en una navidad alegre en la casa de Marisela y Rubí.
Decenas de miles de familias lloraremos este día en lugar de felicitarnos, en demasiadas mesas habrá lugares vacíos, y también en demasiadas habrá un gran sentimiento de rabia y desolación.
Aquí en Chihuahua, no podemos evitar el centro de la ciudad, y por lo tanto no podemos evitar ver el lugar donde fue asesinada una de las mujeres mas valientes que hemos conocido, a pesar de los esfuerzos del gobierno por borrar su memoria, las veladoras que desapareció el gobernador Duarte para ocultar su vergüenza, están poco a poco volviendo a su lugar, Marisela Escobedo no puede ser olvidada y los esfuerzos gubernamentales por trivializar estos momentos no tendrán resultado.
¿Cómo desear felicidades? ¿Cómo decir “feliz Navidad”? la verdad no se puede, tengo que hablarle a mi hermano para decirle algo relativo a la fecha, pero no tengo idea cuales palabras pueden expresar felicidad en estos momentos, como tampoco imagino si tuviera que decir algo a los hermanos e hijos de Marisela, ¿esperanza? ¿En qué? ¿En el gobierno? Definitivamente no, tal vez mi esperanza recaiga un poco en nosotros, en la gente, en los que ya estamos cansados, en la gente que tomará las decisiones y las calles, en el pueblo que en el colmo del hastío, le exigirá a los Baezas y Duartes del mundo, que ya no podemos aguantar más, estamos orgullosos de Don Alejo y de nuestra Marisela, pero no queremos mas mártires, lucharemos si, y lo haremos fieramente, pero no daremos oportunidad a que escuadrones de la muerte, o gobernantes mediocres y ambiciosos, decidan que les estorbamos, ahora es obvio que los que estorban son ellos, que esa sea nuestra esperanza, que ese sea nuestro pensamiento “alegre” de navidad, que nuestro regalo sea el valor, que nuestros villancicos sean las consignas, que nuestros adornos sean nuestros puños y pancartas, de una manera u otra tenemos que tener nuestra Navidad.
De los que luchan y sobre todo de los que no pueden luchar:
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