Necesario considerar áreas verdes en planes de desarrollo urbano…por Samia
—Enviado por Samia Bulhosen—
En la Ciudad de México, las áreas verdes están marginadas de los proyectos de desarrollo urbano y sólo los espacios menos rentables son destinados a este fin. Además, no siempre cuentan con árboles y vegetación para el esparcimiento, la recreación y el disfrute del tiempo libre, porque este objetivo está fuera o no constituye una prioridad en tales esquemas. Esta superficie es mínima y no cumple con los estándares internacionales, que recomiendan nueve metros cuadrados por habitante. A las grandes constructoras no se les obliga a integrarlas en sus planes.
No podemos limitarnos a pequeños manchones de vegetación en la ciudad; se requieren estrategias para vincular los parques y jardines del DF, manejarlos de manera integral, diseñarlos para ocuparlos en toda su capacidad y seleccionar las especies vegetales más adecuadas a las características de la urbe.
Las áreas verdes citadinas están definidas por la Ley Ambiental como toda superficie cubierta de vegetación, natural o inducida, localizada en el Distrito Federal y delimitada por los programas de desarrollo urbano-delegacionales.
Su extensión es cada vez más reducida porque gran número de árboles han sido talados y no restituidos, por la construcción de complejos habitacionales y obras de infraestructura. Además, los existentes sufren daños o son destruidos por podas inadecuadas, al estar cerca de cables de suministro eléctrico y servicio telefónico.
El cableado debe ser subterráneo y las especies sembradas tienen que elegirse de acuerdo a las características de los sitios elegidos para evitar, a futuro, rupturas en banquetas y tuberías.
Las decisiones al respecto son aisladas y no se realizan estudios integrales de estos elementos. Las políticas públicas deben considerar el manejo adecuado de la vegetación y establecer lineamientos para la selección. Además, en grandes extensiones arboladas como las de los bosques de Chapultepec, Aragón y Tlalpan, o de los parques de las colonias Roma y Condesa, es necesario delimitar áreas para las mascotas y determinar espacios adecuados para la recreación y esparcimiento.
También se requieren juegos infantiles, lugares de convivencia familiar para adolescentes, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, equipamiento para la práctica de ejercicio y andadores amplios.
En décadas pasadas, los parques y jardines de la ciudad eran elegidos para recreación y esparcimiento. En la mayoría de estos lugares el acceso está limitado a los andadores, lo que impide la convivencia y no existe la confianza de permitir que los menores acudan sin compañía de un adulto.
Las áreas verdes corresponden al entorno social que las rodea: zonas céntricas, complejos residenciales de lujo, centros comerciales y grandes avenidas cuentan con vigilancia y reciben los beneficios de planes para equiparlas y remozarlas; esto contrasta con el abandono de las colonias de la periferia. En estas zonas, los espacios verdes se convierten en lugares para el consumo de drogas y refugio de delincuentes, lo que aleja a otras personas.
Estas zonas son fundamentales para el desarrollo individual de los habitantes de la ciudad, que no tendrían que estar obligados a desplazarse a la periferia para encontrarlas. Es indispensable mantener, conservar y dar un manejo integral y adecuado a los grandes parques, en su mayoría, sitios emblemáticos de la ciudad.
Estas demarcaciones deben constituir el espacio vital de la urbe al producir oxígeno, infiltrar lluvia y ser lugares de convivencia, esparcimiento y descanso. Hay que rescatar su valor y no considerarlas zonas residuales.
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