En la plenitud del invierno mexicano, una gigantesca cortina natural pigmenta de naranja los bosques de oyamel en los estados de México y Michoacán. Los santuarios de la mariposa Monarca, considerados entre las cuatro bellezas naturales reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en suelo nacional, cuentan ahora con una estrategia más de protección, que permitirá identificar las plagas que descortezan sus árboles.
Cada año, entre noviembre y marzo, las mariposas Monarca (danaus plexippus) encuentran en los bosques mexicanos las condiciones para desarrollarse y aparearse: altitud, temperatura, humedad y exposición a los rayos solares. Por ello, es prioritario proteger su hábitat del descortezador del oyamel.
Aunque aún no es un problema grave, se empiezan a notar brotes considerables, por lo que este método, comparado con el que usa actualmente la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), que es el sobrevuelo en helicóptero, ofrece mayor eficacia al momento de detectar la plaga, hasta del 100 por ciento.
El levantamiento aéreo fotográfico IR lo realizan el Fondo Monarca y el IGg, junto con la World Wide Fund for Nature (WWF), que proveen las imágenes para después corregir colores, georreferenciarlas, crear un mosaico y, a la postre, extraer la información.
El desarrollo del método se limitó al área norte de la reserva, en la Sierra Chincua; el muestreo se realizó en un recuadro de dos mil hectáreas. Se eligió ese sitio porque tiene un gradiente altitudinal considerable, parte cae en zona núcleo, parte en amortiguamiento, es un bosque conservado típico, representativo del resto de la vegetación.
El proyecto se encuentra actualmente en evaluación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) para ser aplicado en toda la reserva, pero puede extrapolarse a otras regiones de México, como el Sistema Neovolcánico, donde existe una población considerable de oyamel.
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