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¿Otoño en Chihuahua?…por Carlos Murillo González

 

Valentía, Lealtad, Hospitalidad

Lema del escudo del estado de Chihuahua

Septiembre, el mes patrio; octubre, Movimiento Estudiantil del 68; noviembre, revolución. El otoño tiene un significado profundo en la memoria histórica de las y los mexicanos. Si algún evento importante en la vida del país va a suceder, hay muchas probabilidades de que suceda en esta época del año.

¿Qué influencia tiene el otoño para la gente de esta nación?, ¿será el clima, será mera coincidencia o será un ciclo de vida repitiéndose? Aún no sabemos. Lo que sí sabemos es que el resultado de esas fechas conmemorativas son el fruto de muchos años de soportar problemas políticos, sociológicos y económicos impactando de lleno la vida cotidiana de sus habitantes (incluida la vida vegetal y animal) y empujando hacia la lucha política como forma de solución a una situación anómica. El resultado es lo que somos.

En el estado de Chihuahua, su historia nos cuenta de guerras del gobierno contra los indios y contra los gringos; de la guerra de la gente contra su gobierno en 1910; del ataque al cuartel militar de Madera por la guerrilla rural y luego por la urbana de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Poco menos conocidas son la Rebelión de Tomóchic a finales del siglo XIX por cuestiones religiosas y las innumerables guerras y otras formas de resistencia tarahumaras contra el gobierno y cultura chabochi. Finalizando el siglo XX, las luchas pacíficas por la apertura democrática y el respeto al voto son el preámbulo de la actual diversidad de nuevos movimientos sociales de todos los sabores y tamaños: feministas, agrarios, ecologistas, estudiantiles, pacifistas…

¿Cómo es el siglo XXI chihuahuense? En el año trece del tercer milenio, los flagelos cotidianos son: los malos gobiernos, la violencia del narco, la inseguridad en general; la mala educación y la pésima alimentación, con altos índices de homicidio, feminicidio y juvenicidio; bajísimos índices en gusto por la lectura, número de museos, bibliotecas, librerías, etcétera; primeros lugares nacionales en diabetes, obesidad, hipertensión. Políticamente con baja participación y cultura democrática; sociológicamente mayormente urbana y mestiza, con marcadas diferencias de clase y estrato. La economía debilitada y las familias empobrecidas. Solamente el Estado festejando ficticias cifras alegres y privilegiando a las élites.

Con el abrumador avance del PRI en todos los niveles de gobierno y “representación” popular, lo hace un rival poderoso, fortalecido más con su recuperación del gobierno de la república. El neoliberalismo ahora característico de este partido, presenta una de sus puntas de lanza en México en la fronteriza Ciudad Juárez, donde se experimenta con una economía neoliberal desde hace treinta años, haciendo de esta ciudad maquiladora un conglomerado anómico, un lugar donde se experimenta con el capitalismo en distintas formas y, una combinación posmoderna de puerto pirata con pueblito del Viejo Oeste: un lugar donde se trafica legal/ilegalmente de todo y a todas las escalas.

Claro que existe también la reacción de la clase en el poder y la burguesía que aspira al poder: esa sociedad filoempresarial, despectiva, fría y conservadora, alineada a los gringos y a la Iglesia católica y aliada del PRI en lo político, no duda en violentar los derechos del grueso de la población si es necesario. El Estado chihuahuense se apoya en los sectores más reaccionarios del estado encaminándose hacia el fascismo en la forma de Estado policiaco como garante del status quo. La diferencia es: ante este escenario difícil, puede haber una confrontación de intereses económicos contra derechos sociales (derecha contra izquierda) como de hecho está sucediendo a baja escala (guerra sucia) con la limpieza social y la satanización de los movimientos sociales en muchos medios de comunicación, sobre todo los masivos.

Las manifestaciones espontáneas en contra del gobierno estatal a finales de agosto en la ciudad de Chihuahua, ocasionadas por la corrupción, la mala planeación y el pésimo inicio del nuevo sistema de transporte público, Vive Bus, obtuvieron como respuesta represión policiaca. En Ciudad Juárez (la principal economía y la única metrópoli de la entidad) mil seiscientas personas se han amparado contra la autorización de una escolta personal por tiempo indefinido para el actual presidente municipal y su jefe de policía cuando terminen su gestión. Ascensión, en el norte del estado, en el 2010 todo el pueblo se sublevó contra la inseguridad y tomó la ciudad para rescatarse de los grupos de secuestradores extorsionistas. También desde la implementación y continuación de la fatal “guerra contra el narco” calderonista-peñista, el incremento de la represión, las agresiones y asesinatos de periodistas, activistas, derecho humanistas (y en general, de todo movimiento social) se incrementa en todas las regiones del estado: Ojinaga, Delicias, Parral, Cuauhtémoc, las regiones serranas tomadas por el narco… ¿cuál municipio se libra de esta situación?

Motivos no faltan para el malestar social en Chihuahua…y en Sonora, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas, Guerrero, Morelos… A nivel nacional las reformas neoliberales del salinato peñista en la educación y los intentos de venta de PEMEX, han levantado la alerta a buena parte de la población y la sociedad civil organizada. ¿Qué va a pasar cuando sea imposible taparse los oídos, callar o voltear a otro lado ante esta realidad, cuando el internet falle y nos devoren los gringos?

Septiembre, inicio del otoño y, ¿la revolución?

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