Home » Opinión » Peña Nieto, el “reformador”…por Aída María Holguín

Peña Nieto, el “reformador”…por Aída María Holguín

-FRASEARIO-
El fin del sexenio de Enrique Peña Nieto se acerca y, con ello, el discurso oficial se ha centrado en las “bondades” de las numerosas reformas implementadas durante su administración.
En ese sentido, César Camacho, coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados, aseguró orgullosamente que Peña es el presidente más reformador de los últimos tiempos “es más, de los últimos 100 años”. Sin duda alguna, esa declaración evidencia un enfoque meramente cuantitativo. Y con ese enfoque, cabe aceptar que lo referido por Camacho (y presumido en reiteradas ocasiones a través del discurso oficial) es verdad; sin embargo, lo relevante de las reformas no debe ser expresado en términos tan simples como lo son, en este caso, los números.
Y es que si bien es cierto que durante el gobierno de Peña Nieto se han reformado 154 artículos constitucionales, también es cierto que el impacto real de las “13 Reformas Transformadoras” (las estructurales) que tanto presumen, es más negativo que positivo. Esto último, es lo que evidencia que la visión simplista de Camacho y de Peña los ha llevado a pensar que cantidad es sinónimo de cualidad o, peor aún, de calidad.
En relación al aspecto cualitativo, es imprescindible saber que el término “reforma” se refiere a la acción de modificar o transformar algo, generalmente con la intención de mejorarlo. En ese contexto, se supone -sin conceder- que cuando Peña se propuso (a través de las reformas) “mover y transformar a México”, lo hizo con la genuina intención de hacer de México un país más próspero; o sea, pensando en mejorarlo y no en “joderlo”. No obstante, ahora queda comprobado que las “buenas” intenciones no fueron suficientes para asegurar que el desplazamiento de México sea con trayectoria positiva ni, mucho menos, para que alcance el verdadero desarrollo sostenible.
Por otra parte (pero en el mismo sentido), es importante decir que aunque es cierto que el mayor “reformador” de la historia contemporánea de México dijo -desde un principio- que los efectos positivos (cualidades) de las reformas se materializarán a largo plazo, los resultados a corto y mediano plazo han sido extremadamente perjudiciales para la mayoría de los mexicanos y, por lo tanto, para el país.
Por ejemplo, como consecuencia de la Reforma Energética (promulgada hace 4 años), el incremento inflacionario en el precio de las gasolinas, el gas y la electricidad fue de 16.2 por ciento. Esto, de acuerdo con el estudio “Precios al Consumidor” realizado en 35 países por la OCDE, mismo que ubica a México como el país donde más se han incrementado los precios de los energéticos en el último año. Además, dicho estudio coloca a México como el país con mayor inflación en general (6.4%) y el cuarto con mayor inflación en el precio de los alimentos (7.6%).
Con los datos proporcionados por la OCDE, es posible entender mejor por qué los analistas (especialistas en economía) consultados por el diario The Wall Street Journal(reporte difundido por “Reporte Índigo”) coinciden en que la economía mexicana está más cerca de la clásica recesión de fin de sexenio de los gobiernos de finales del siglo pasado, que de las promesas tempranas de que el país crecería. Situación que la administración de Peña (el “reformador”) no reconoce abiertamente en el discurso oficial.
Concluyo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el empresario estadounidense, Henry Ford: “El hombre que se llama a sí mismo reformador quiere destrozar las cosas. Es el tipo de hombre que destroza una camisa entera porque un botón no entra en el ojal”.
Aída María Holguín Baeza
Correo electrónico: laecita@gmail.com

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *