PIchicuás y Cupertino o Gustavo Madero: El malo de malolandia….por Luis Villegas
Hay una canción de ese gran cantautor que fue “Chava” Flores, que sirve de título parcial a estas líneas. Canciones que se cantan por grandes ídolos del Cine de Oro en películas entrañables, son de él: La Tertulia, Carta a Eufemia o El Gato Viudo son fruto de su inspiración.
Pues bien, Pichicuás y Cupertino narra la historia de dos niños que juegan a las canicas, uno hace trampa y se agarran a trompadas (aquí le dejo la liga por si usted, amable lector, desea escucharla, en la que es para mí la mejor versión con el “Loco” Valdés).1
El extenso preámbulo, para explicar lo que está pasando con la llevada y traída reforma electoral y los empeños del Gobernador Corral y el Senador Madero, por sacarla adelante para beneficiar al segundo. El problema, sin embargo, es grave porque dejar a Madero a cargo de la reforma electoral, coordinada por su incondicional Carlos Olson (si no los ha visto juntos, haga de cuenta a Pinky y Cerebro), es como dejar al ratón cuidando el queso.
De Gustavo Madero se ha dicho que es faccioso, revanchista, sectario, mezquino, mediocre, ambicioso, traidor, irresponsable, desleal, oportunista, egoísta y corrupto. Lo interesante es que esta pintoresca descripción la hizo el Gobernador Corral. En efecto, en uno de sus editoriales se lamentaba del espíritu de facción que había invadido al PAN bajo la dirigencia del chaparrín, de la dinámica revanchista y sectaria inaugurada por él y lamentaba la mezquina faceta de su mediocridad y desbordada ambición.2
En una carta abierta dirigida a Gustavo Madero, el entonces Senador Corral habló de la traición maderista a sus promesas de campaña, alentada por un impulso irresponsable y desleal; y destacó la deshonra de su propia palabra, la desmemoria de su compromiso, el provecho oportunista de sus silencios y el gesto inédito de egoísmo.3
En una entrevista dada el 9 de julio de 2015, Corral, con todas sus letras, acusó a Madero de ser cómplice de corrupción.4 Días más tarde, el 24 de julio, volvió a la carga para afirmar que al PAN no había que rescatarlo de las manos de Madero, sino de las de Peña (Nieto).5
Con esos antecedentes, ¿cómo se explica que se pretenda dejar la reforma a cargo de ese sujeto? A Madero no se le puede confiar ni una bolsa de pan ¿En qué cabeza cabe que los votos por venir se los empiecen a repartir como canicas, con reglas a modo, entre esos dos? ¿No entienden que lo único que van a lograr por esa vía de la simulación es exacerbar los ánimos, poner las peras a 25 y terminar a las trompadas? Porque así va terminar ese asunto, a moquetazos.
Es así porque, seguro, los panistas no se van a dejar. No es justo que les limiten su derecho a elegir con el argumento falaz de que los partidos políticos “son de los ciudadanos”, pues los ciudadanos ya tienen mecanismos que les permiten elegir candidatos ciudadanos: los independientes; y quienes desde hace años decidieron unirse a un partido es porque en él encontraron comunidad de ideales, de pensamientos, de creencias y convicciones. Es injusto que restrinjan ese derecho adquirido a lo largo de años de militancia y pongan en riesgo procesos internos con el argumento contundente de una torta y un refresco. Ya sabemos de qué es capaz el artífice y principal operador/beneficiario de la reforma, lo dijo el propio Gobernador.
En fin, mientras tanto…
“Cupertino que hace trampas
y hartos dengues pa´ciscar al Pichicuás.
Pichicuás que se lo poncha,
Cupertino que hace concha
y no le quiere pagar.
“Mis canicas me las pagas”;
y que empiezan las trompadas…
¡Ay, mamá, qué feo es jugar!
Mi Pichicuás: de a devis nunca juegues.
Mi Pichicuás: de a mentis es mejor”…
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Luis Villegas Montes.
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