Pidiéndole peras al olmo…por Aída María Holguín
En el marco de la “LI Reunión Ordinaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO)”, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, pidió la solidaridad del Gobierno Federal para enfrentar la crisis financiera heredada de la -recién concluida- administración de César Horacio Duarte Jáquez.
Durante su intervención discursiva en dicha reunión, el gobernador Corral enfatizó que sabe que contará con la solidaridad del Presidente de la República, e incluso agradeció sinceramente el ofrecimiento de Peña Nieto para analizar (a partir de una mesa de diálogo encabezada por el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong) la situación de Chihuahua; sin embargo, hasta el momento el Gobierno Federal no ha dado (salvo en el discurso) ni una sola muestra real de solidaridad.
Sin duda alguna, la solidaridad que Javier Corral pide al Gobierno Federal es como estar “pidiéndole peras al olmo”; sobre todo si se considera lo dicho por el propio gobernador al inicio de su intervención en la quincuagésima primera reunión ordinaria de la CONAGO; es decir, que se tiene conocimiento de que, en lo que se refiere al apoyo de cierre de ejercicio que la Secretaría de Hacienda ofrece a los gobiernos estatales, a Chihuahua no se le está apoyando como a otras entidades que no están en una situación tan grave; y peor aún, que ni siquiera se le está asignando una cantidad similar a la de los últimos dos ejercicios fiscales (como había sido el ofrecimiento inicial), sino que se le reduce a menos de la mitad.
Por otra parte, y para comprobar por qué Javier Corral le está pidiendo peras al olmo, es necesario recordar que desde que resultó electo ha sido desairado por Enrique Peña Nieto -y su gobierno-. Y es que aún y cuando Peña Nieto cumplió rápidamente (vía twitter) con el protocolo diplomático de reconocer -a su modo- el triunfo Javier Corral, deseándole éxito, y asegurándole que contaría con el Gobierno Federal para trabajar juntos en beneficio de los chihuahuenses, el posterior -y casi inmediato- desdén hacia el entonces gobernador electo, Javier Corral y -por lo tanto- a los chihuahuenses se hizo evidente.
Todo comenzó con las dos ocasiones en que Peña Nieto canceló las reuniones que tenía debidamente programadas para recibir al gobernador electo, Javier Corral. A decir del propio Javier Corral, ambas reuniones fueron canceladas en último momento y, además, se giró la instrucción de que ningún funcionario federal lo recibiera, hasta que el Presidente de la República así lo hiciera.
Con esas primeras acciones (dirigidas a Chihuahua), Peña Nieto dejó -desde un principio- muy claro que (él y gobierno) no deseaba “enterarse” (y mucho menos solidarizarse) con la grave situación financiera que el corrupto y corruptor de César Horacio Duarte Jáquez (ese gobernador que él mismo nombró como ejemplo del nuevo PRI) heredó a los chihuahuenses.
Si bien es cierto que “la tercera fue la vencida”; o sea, que la tercera cita (de Peña con Corral) no fue cancelada, y que el mismo Javier Corral dijo -diplomáticamente- se concretó en un ambiente de gran apertura, tranquilidad y respeto; también es cierto -y obvio- que en ese entonces, el ahora gobernador constitucional de Chihuahua, le pidió peras al olmo porque -hasta la fecha- no hay ninguna certidumbre de que Peña Nieto esté genuinamente interesado trabajar (colectiva, cooperativa, o individualmente) en beneficio de los chihuahuenses.
Pero bueno, volviendo al tema de la solidaridad que hace pocos días pidió el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, al gobierno de Enrique Peña Nieto para enfrentar la situación financiera de la entidad, es necesario aclarar y comprender que no se está pidiendo que el Gobierno Federal le dé un trato preferencial o inmerecido a Chihuahua, sino que simple y sencillamente se trata de una legítima y urgente demanda de auxilio a una entidad que, como obvia consecuencia de su nobleza y lealtad, siempre ha sido solidaria con la nación mexicana, e incluso con otras naciones.
En esta ocasión finalizo con una adaptación de lo dicho alguna vez por el político, teórico y revolucionario ruso, Vladímir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin: Pedir que el gobierno de Enrique Peña Nieto sea solidario con Chihuahua equivale a predicar virtud al explotador de un burdel.
Aída María Holguín Baeza
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