Por un Chihuahua sin violencia…por Aída María Holguín
Una vez más, el colectivo “Chihuahua sin viOLÉncia” ha convocado a la sociedad a manifestarse en contra de las corridas de toros; esto, debido a que aún y cuando ha habido grandes avances en materia legislativa para el bienestar de los animales, en los hechos no se ha concretado del todo.
Chihuahua sin viOLÉncia es una de varias organizaciones protectoras de animales que, desde su fundación -en 2013-, ha buscado -de manera particular- el bienestar de los toros; es decir, la prohibición de las corridas de toros en el estado de Chihuahua.
En esta ocasión, el colectivo Chihuahua sin viOLÉncia convocó a la sociedad a manifestarse los días 30 de marzo (a las 19:00 hrs. frente al Palacio de Gobierno) y el 2 de abril (a las 18:00 hrs. en la Plaza de toros “La Esperanza”) para llevar a cabo una “Concentración de paz” y una “Protesta anti taurina” respectivamente. Estos dos eventos, nacen como una forma de reclamo a las más recientes omisiones que las autoridades correspondientes han tenido respecto a Ley de Bienestar Animal para el Estado de Chihuahua.
Si bien es cierto que dicha Ley no establece expresamente la prohibición de las corridas de toros, sí establece que corresponde al Ejecutivo del Estado, a través de la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte, fomentar la participación de los sectores público y privado en la promoción de una cultura de respeto, protección, preservación de la vida, la salud y la integridad de los animales.
También es cierto que apenas el pasado mes de febrero (con la reforma al artículo 5) se estableció que la SECyD es la dependencia responsable de ejecutar dicha Ley; sin embargo, el responsable de cumplir y hacer cumplir la Ley -desde su aprobación, en el año 2010- siempre ha sido del Ejecutivo del Estado, pero como ya se dijo, eso no ha sucedido plenamente.
Es probable que las omisiones se sigan presentado porque ni a las autoridades, ni a la sociedad en general, les ha quedado claro que los actos humanos proceden de la voluntad libre para hacer el bien o parta hacer el mal; es decir; los seres humanos tienen la capacidad para diferenciar el bien del mal y actuar conforme a ello; de ahí la necesidad de hacer una especial reflexión respecto a las corridas de toros.
Como ya se ha dicho anteriormente en este espacio de opinión, históricamente la tauromaquia ha sido enmarcada en concepto de arte y/o cultura, pero hay que considerar también que -por ejemplo- la tortura como método de castigo y el sacrificio humano para complacer a los dioses, en alguna época fueron parte de la cultura de nuestros ancestros; sin embargo; hoy en día estas prácticas son un delito. Y es que la evolución de la conciencia humana dictó que aún y cuando fuera parte de las costumbres de nuestros ancestros, no eran actos propios de los humanos.
Más allá de la discusión de que la tauromaquia sea o no sea arte y/o cultura, indudablemente se trata de un espectáculo en el que se tortura a los toros. En ese contexto, es necesario retomar lo dicho por expertos y reconocidos estudiosos del comportamiento humano, quienes han señalado -en diversas ocasiones- que el gusto hacia la tortura de los animales está profundamente ligada a la peligrosidad del ser humano; es por eso que la crueldad hacia a los animales no sólo debería quedar en prohibición legal, sino ser contemplada a nivel penal.
El caso es que legisladores van y legisladores vienen, y la tortura pública de los toros sigue siendo permitida al no haber una disposición legal -explícita- respecto a la prohibición de tan sangriento espectáculo. Y mientras que eso último sucede, los protaurinos seguirán disfrutando del arte de torturar y matar a un animal, y los antitaurinos seguiremos practicando el arte de hablar por los animales -porque ellos no pueden hacerlo-.
En fin, cada grupo seguirá definiendo sus puntos de vista, pero la forma de hacerlo es la que sigue marcando la diferencia, dándonos la razón: los taurinos han llegado al punto de las agresiones físicas y verbales, y los defensores de la no violencia y de los derechos de los animales seguimos actuando de manera pacífica.
Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el filósofo utilitarista y bioético judío-australiano, Peter Singer: “Mientras las corridas de toros continúen, se continuará reforzando la idea de que los animales no son más que cosas que podemos utilizar a nuestro gusto, e incluso sacar provecho de su sufrimiento como parte de un espectáculo para el entretenimiento del público.”
Aída María Holguín Baeza
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