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Principio del fin de las ideologias (o quizas nunca las hubo)…por Victor Garcia Mata

 


En el actual proceso electoral no se perciben las diferentes ideologías partidistas, bien
definidas, dentro de esta sociedad con problemas muy complejos. Hoy solo vemos el
pragmatismo, un recurso que según Abad Merchán es capaz de ofrecer respuestas
concretas y viables a los cambios que estamos viviendo.
Varios teóricos habían planteado el fin de las ideologías, sin embargo, vemos que en México
la denominada Cuarta Trasformación tiene una ideología muy definida en cuanto el rescate
del nacionalismo y el Estado de bienestar. Fuera de eso, los regímenes anteriores solo
coincidían en la disminución del Estado y el impulso a la iniciativa privada, lo que trajo
consigo una serie de problemas concretos como la desigualdad, la falta de oportunidades,
la competencia y el individualismo. Los últimos 30 se caracterizaron por esas posturas que
muchos llamaron neoliberalismo, mientras que por su parte el expresidente Ernesto Zedillo
expresaba el temor de algunos a la globalización como “globalifobia”.
La visión ideológica se da más en el ámbito nacional, porque en los municipios y estados
ha prevalecido el pragmatismo: llegar al poder a cualquier costa. Los conflictos personales
han llevado a sendos reacomodos a nivel local, donde la ideología del candidato sale
sobrando porque impera el pragmatismo político. Ahora vemos casos inéditos y los cambios
no dejan de sorprendernos, como priístas en el PAN y panistas en Morena y en Movimiento
Ciudadano.
Ante las derrotas internas, los aspirantes, mediante una serie de combinaciones novedosas
intentan llegar a proyectos que no coinciden con la supuesta ideología original de su partido;
ésta ha desaparecido debido al afán de los políticos por obtener posiciones de poder.
El caso más reciente es el de Javier González Mocken, priísta de tradición familiar desde
su padre hasta sus hermanos. Fue académico de la Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez y se retiró de esa institución educativa para ejercer la abogacía. Luego hizo su
posterior reaparición en la política en su partido original, el PRI y ocupó varios cargos en el
Gobierno del Estado, en el Municipio y después una diputación.
Luego, en 2018 fue propuesto por Morena como candidato para la alcaldía y después de
su intento por incorporarse a ese partido, recientemente migró al Partido de Acción
Nacional. Su caso no deja de sorprender, pero si lo vemos con la óptica del pragmatismo
resulta lógico, asimismo su aceptación dentro del panismo local, el cual mantenía lejanas
las posibilidades de recuperarse en Juárez. Ahora que el PAN lo incorpora a su proyecto el
partido busca ser competitivo, ya que en la elección del 2018 obtuvo un lejano tercer lugar.
El conflicto al interior del PAN trajo también noticias de cambios en las candidaturas. La
disputa entre los grupos de Javier Corral y de Maru Campos no se están dirimiendo con la
negociación sino con la ruptura. Se había manejado la versión de que quien saliera
triunfador como candidato para la gubernatura dejaría que el perdedor asignara al
precandidato a la presidencia municipal de la ciudad de Chihuahua; sin embargo, no se
cumplió el supuesto acuerdo y el corralismo fue arrasado en la capital del estado. Fue así
que Miguel Riggs Baeza, candidato de dicho grupo político perdió la postulación como
aspirante a dirigir la capital del estado. Esta derrota tras bambalinas lo obligó a acercarse
al partido Movimiento Ciudadano, aspirando a una posible postulación a la alcaldía.
Este partido también acogió al alcalde suplente de Ciudad Juárez, Rodolfo Martínez, quien
aparentemente se alejó del grupo de Armando Cabada y ahora busca la alcaldía por p

  1. caso es el del panista Carlos Marcelino Borruel Baquera, exalcalde de la ciudad de
    Chihuahua y excandidato a la gubernatura en 2010, quien ahora trató nuevamente de lograr
    la candidatura por el PAN al mismo puesto, pero al no lograrlo se pasó a Morena: ahora
    competirá por la candidatura a dicha ciudad por la citada agrupación.
    Son muchos casos los señalados de recurrir al pragmatismo, en cuanto a Morena, su
    dirigencia nacional, aprovechando la pandemia, ha manejado las candidaturas de una
    manera discrecional, con casi nula participación de la militancia. En Juárez ha incorporado
    a Armando Cabada, el alcalde con licencia, quien no obstante ser un personaje
    controversial y con mucha oposición dentro del proyecto de la Cuarta Transformación, ha
    sido designado para una candidatura a una diputación plurinominal.
    Realmente la política luce de cabeza. Si nos la comentaran solo verbalmente todos
    pensaríamos que son fake news o bromas, pero según el seguimiento periodístico todo esto
    es real. Vemos al partido Morena que no despega y en su debilidad permite que la dirigencia
    nacional haga lo que a su juicio es correcto; también existe un corralismo arrasado y una
    Maru Campos más cercana a las corrientes del desarrollo humano integral, a los yunques
    y a grupos de ultraderecha con fuerza en el estado; y ahora lo más posible es la candidatura
    de Cruz Pérez Cuéllar, por Morena, a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, aunque
    también se perfila para el mismo puesto el exdiputado priista Gabriel Flores Miramontes.
    Estos eran escenarios inimaginables todavía hacia finales del 2020, pero ahora se están
    convirtiendo en realidad y ya no se sabe cuál es la ideología de cada quién, qué partido es
    de izquierda, cuál derecha o de centro. Para saberlo se requiere un ejercicio de análisis
    profundo y cuidadoso, porque el panorama, además de inédito es poco claro… incluso para los analistas politicos.


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