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¿Qué hacer en caso de un cateo militar?…por Carlos Murillo

 

Fight fire with fire

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Desafortunadamente para las personas que vivimos en Ciudad Juárez, las acciones violatorias de la Constitución y los derechos humanos por parte del Estado mexicano, son una cosa cotidiana. En estos momentos no hay persona de Juárez, independientemente del sexo, edad, religión, profesión o clase social (tal vez la excepción sea la clase política) que no haya vivido de cerca alguna violación por parte de los Operativos Conjuntos, o bien, sufrido de algún delito a consecuencia de la tristemente llamada “guerra contra las drogas”.

En estos momentos no hay persona de Juárez, independientemente del sexo, edad, religión, profesión o clase social (tal vez la excepción sea la clase política) que no haya vivido de cerca alguna violación por parte de los Operativos Conjuntos, o bien, sufrido de algún delito a consecuencia de la tristemente llamada “guerra contra las drogas”.

 

Como en estos momentos estamos a merced de sociedades organizadas armadas, como el ejército, la policía, los sicarios y los delincuentes comunes, la sociedad juarense no tenemos más remedio que arreglárnoslas como podamos ante esta grave situación de anomia y defendernos de manera pacífica, para precisamente no caer en la violencia en la que gobierna el Estado, que piensa que la mejor manera de gobernar es con un policía en cada esquina. La violencia la pone el Estado, no la sociedad.

 

Los cateos, retenes, golpes, torturas, retenciones y desapariciones militares y/o policiacas son violatorios de los artículos 11, 13, 16, 18, 19, 22 y 29 constitucionales. Aunque no podemos garantizar el transcurso de una acción, sí podemos prepararnos lo mejor posible para no ser una víctima más, recuerda que el Estado pone la violencia y la sociedad los muertos.

 

Acciones preventivas:

  

Mantenga sus agendas actualizadas. Uno nunca sabe cuándo va a necesitar conectar a alguien, solicitar ayuda o simplemente convocar a una reunión. Sobre todo actualice números telefónicos, celulares y de emergencia y si tiene internet en la casa o en su cel, direcciones electrónicas; se sorprenderá de la rapidez con lo que funciona la tecnología actualmente.

  

Preocúpese por sus familiares y vecinos. Esto significa mantener el contacto frecuente, aun si su tiempo no le permite la presencia física (puede utilizar la tecnología). Procure conocer al menos de nombre a sus vecinos y que le conozcan (el saludo no enferma a nadie) y si puede, póngase en contacto con el comité, asamblea o asociación de vecinos donde viva y platiquen al respecto sobre qué medidas tomar. Si en su barrio, colonia o fraccionamiento no existe alguna organización vecinal, puede proponerla o bien, por lo menos llegar a acuerdos con sus vecinos más cercanos.

  

Tenga una constitución a la mano. Las constituciones son baratas, las consigue por menos de $50.00 pesos y son, como las biblias en las casas cristianas, un libro que no debe faltar.  

 

Durante la acción intimidatoria.

 

Conserve la calma. Los soldados y en general todas las instituciones marciales, funcionan a través de órdenes y bajo un régimen totalmente vertical. Esto significa que no siempre puede dialogar con los uniformados y aunque usted tenga la razón con la Constitución en la mano, tan sólo podría empeorar las cosas. Mucha gente prefiere darles entrada bajo la premisa de “pos yo no tengo nada que esconder” mientras otras se la niegan para luego ser vulneradas por una orden de cateo donde los militares tienen permitido hacer destrozos, resultando la cosa peor. Ninguna funciona, pues la violación de todos modos se comete.

 

Contacte a sus amigos, vecinos y conocidos. Inmediatamente después de negarles la entrada y sobre todo si le amenazan con regresar con una orden de cateo, utilice el tiempo haciendo llamadas de auxilio solicitando su presencia en la casa. Entre más gente sepa lo que le está sucediendo, más posibilidades tendrá de minimizar los daños en su propiedad, su cuerpo o exponerse a malos tratos, detenciones o desapariciones.

 

Llame a los medios. Si está siendo víctima de una de estas revisiones, no dude en contactar a los medios de comunicación,  los militares o policías se detendrán más. Igual puede contactar a su abogado o algún centro de derechos humanos u organizaciones de la sociedad civil.

 

Después de la acción.

 

Contacte a los centros derechohumanistas. Independientemente del resultado del cateo, si hubo o no, es menester informar a derechos humanos de estas tropelías, recuerde que no es la única víctima y entre más casos se den a conocer, más posibilidades hay de contrarrestar este tipo de acciones y que usted obtenga justicia. Los centros derechohumanistas y otras organizaciones sociales tienen contactos internacionales que no dudaran en reactivar la alarma.

 

Platique su experiencia. Mucha gente en Juárez sabe de la impotencia de enfrentarse a este tipo de poderes armados, pero si usted tiene una experiencia exitosa (aunque no la tenga) es importante que la comparta, podría salvar la vida de alguien.

 

Manifiéstese. Que no le gane el miedo, entre más personas hagan público su repudio a la militarización, más posibilidades tendremos de que se vayan los militares y pfps.

 

No soluciones, no elecciones

Revolución MMX

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