Renunció MVS a libertad de prensa…por Aída María Holguín
Luego de varios días de incertidumbre por el conflicto MVS-Aristegui, el pasado domingo por la noche, MVS dio a conocer -a través de un comunicado de prensa- que la relación laboral con Carmen Aristegui había llegado a su fin. Con esto, MVS implícitamente renunció al derecho a la libertad de prensa.
Confieso -nuevamente- que Carmen Aristegui no goza al cien por ciento de mi simpatía (cosa que seguramente le tiene sin cuidado); sin embargo, reconozco en ella a una periodista comprometida y convencida de que el periodismo de investigación debe recuperar el terreno que con el paso de los años ha ido perdiendo.
En esta época en que el autoritarismo y el oficialismo han regresado para establecer la agenda mediática, y que la “inmediatez” ha venido a reemplazar a los principios de veracidad y objetividad con que debe ejercerse el periodismo, las voces críticas como la de Carmen Aristegui son más necesarias que nunca.
Es innegable que Aristegui es una de las voces más escuchadas y por eso había que acallarla a como diera lugar (pero sin privarla de la vida). Fue entonces que el plan se concretó: MVS sería el autor material para desaparecer a Carmen Aristegui de la escena pública. Primero despidiendo a su equipo de colaboradores, y luego a la propia Aristegui.
A decir de MVS, la relación laboral con Aristegui se debe a que la periodista fijó como condición -para resolver el problema- la reinstalación de sus colaboradores, mismos que supuestamente usaron -sin permiso- el nombre de MVS para respaldar el recién lanzado portal de denuncia “Mexicoleaks”.
A raíz de eso, la empresa inició una campaña mediática en contra de Aristegui, misma que fue calificada de “inédita y desproporcionada” por Gabriel Sosa Plata, actual Ombudsman de MVS Noticias, quien añadió que se trató de “un mecanismo de presión inédito de una empresa hacia sus propios periodistas y conductores.”
Si bien es cierto que el uso de una marca sin la autorización de su dueño es ilegal; también es cierto que éste fue el pretexto perfecto para tratar de desaparecer a Aristegui del mapa mediático. Cosa que por cierto no les ha funcionado porque el caso -y la censura que representa- ya es noticia internacional.
Cabe recalcar que el lanzamiento de Mexicoleaks -y la inclusión del nombre de MVS en él- fue el pretexto “a la medida” para sacar a Aristegui de la empresa; sin embargo, son las investigaciones de “la casa blanca” (propiedad de la esposa del presidente Peña) y del caso Tlatlaya -entre otros-, las que apuntan al verdadero motivo del término de la relación laboral.
Cierto es que MVS “trató de arreglar” la situación con la periodista; el “pequeño” detalle es que lo hizo a través de nuevas reglas editoriales y modificaciones unilaterales en el contrato laboral, mismas en las que le imponían -a Aristegui- una serie de condiciones a su línea editorial.
Aunque es la segunda vez que Carmen Aristegui y la empresa MVS tienen un conflicto causado por el descontento del gobierno en turno, es la primera vez que el conflicto termina en un despido real, y es obvio que en esta ocasión las presiones y exigencias del gobierno en turno sí tuvieron la suficiente fuerza para que se concretara la salida de Aristegui.
Con todo lo sucedido en este caso, queda comprobado que los derechos de las audiencias, el derecho a la información y el derecho a la libre expresión no son prioridad para el actual gobierno de la república. También queda claro que MVS renunció a la libertad de prensa y prefirió quedar bien con los actuales gobernantes, aunque eso implique que pierda credibilidad; y por lo tanto, que también pierda a un considerable número de su valiosa audiencia y/o colaboradores, como es el caso de la reconocida politóloga y analista Denise Dresser, quien -vía twitter- anunciara: “MVS da por terminada su relación con Carmen Aristegui. Yo doy por terminada mi relación con MVS”.
Para quienes creían que sometimiento de los medios de comunicación a la voluntad del gobierno era cosa del pasado, he aquí la muestra de que estaban muy equivocados.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el periodista húngaro, Joseph Pulitzer: “La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público.”
Aída María Holguín Baeza
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