Rodolfo Leyva y el lactogueto…por Luis Villegas
Andamos atrasados de noticias y ni a cuál irle. Interesándome sobremanera el caso del lactogueto,1 pudiendo escribir largo y tendido sobre tan singular zona de confinamiento, me parece más importante lanzar desde aquí una advertencia a mi amigo, el Lic. Rodolfo Leyva: licenciado, cuídese.
En su “calumnia” (así la llama el autor) del 12 de los corrientes, mi otro amigo César Ibarra escribe: “Rodolfo Leyva no ha entendido que ya había ganado y por eso sigue dándole de ‘patadas al perro’, está regodeado demostrando que tenía razón”;2 creo que el buen César se equivoca; Leyva está haciendo lo que cualquier “loquito” —yo lo hice por muchos años— en su postura haría: protegerse. Como bien dice Ibarra, Leyva no es tarugo, por eso está “estirando la liga” todo lo que puede, para así, creo yo, lograr dos objetivos: el primero, vacunarse contra una agresión física; el segundo, en esto sí coincido con la nota, tender un puente que le permita al Gobierno agarrar juicio y pararle a sus invectivas.
Sin embargo, en ese contexto es donde creo pertinente advertirle a Rodolfo Leyva que se cuide… y mucho.
Estoy cierto, de hecho durante años lo viví en carne propia, que la violencia política, más allá de la verbal, no ha tocado la puerta a los chihuahuenses; la violencia a medios y a comunicadores sí, es claro, palmario, más que notorio, pero la violencia política no. Todavía no descendemos a ese nivel de El Infierno.
Sin embargo, donde Leyva podría errar y no estar midiendo los riesgos posibles, es al no tomar en cuenta que desde hace poco más de un año seis meses —junto a los panistas tradicionales, cuyos métodos no incluyen, de momento, atentados en contra de sus adversarios— gobierna gente que sólo sabe de la violencia desaforada para resolver los conflictos o, en todo caso, no le tiembla el pulso para amagar, amedrentar y llegado el caso atacar a sus rivales: desde el Consejero Jurídico de Chihuahua, no panista que abiertamente y sin tapujos amenaza a periodistas que critican al Gobierno,3 hasta flamantes funcionarios judiciales no panistas tampoco quienes, poco antes de serlo, incluían en sus métodos ordinarios de actuación: privar de la libertad a las personas, encuerarlas, “pelonarlas” o agredirlas con vidrios rotos o agua hirviendo, como medidas válidas, según su muy singular forma de ver las cosas, de hacer prosperar su causa fuera ésta cual fuera. No de balde y prueba de ello, es que una de las principales beneficiarias de esa corriente política —para no decir “política corriente”— enquistada en el seno del Poder Judicial, la titular del Instituto Chihuahuense de las Mujeres, decidió pasarse el Estado laico por el arco del triunfo y difundir desde el sitio del organismo un video que ataca, de manera frontal y directa, a miles de católicos en todo el Estado.4
Esperemos que una de estas nuevas adquisiciones del PAN en el poder no sobreactúe y pensando que obra en nombre y representación del Gobierno, decida partirle su mandarina en gajos al buen Leyva a quien, hasta ahorita, lo único que se le puede reprochar, como a Arnulfo González, es de defender su derecho; sólo falta que lo obliguen a hacerlo con pistola en mano y pecho a pecho.
Esperemos que no, pero visto lo silvestre de la fauna…
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Luis Villegas Montes.
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1 Artículo de la redacción titulado: “Inauguran salas de lactancia en la Ciudad Judicial y en la
Defensoria Pública”. [En línea]; visible en el siti
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