Sobre el primer debate…por Aída María Holguín

De acuerdo con la Real Academia Española, “debate” puede referirse -básicamente- a dos cosas: a la discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas, o a una pelea en la que dos personas intentan derribar una a otra.

En ese contexto, y luego de que concluyera el Primer Debate Presidencial 2018, queda claro que dicho suceso fue más una pelea, que una discusión de opiniones en torno a las temáticas establecidas.

De acuerdo con Verificado 2018, a lo a largo del debate se contabilizaron 46 ataques (13 de Meade, 12 de “El Bronco”, 12 de Anaya, 8 de Margarita y uno de AMLO) y solo dos propuestas con detalles (una de Meade y una de Anaya).

Si bien es cierto que no es novedad que los candidatos se enfoquen más en atacarse que en presentar y detallar propuestas, también es cierto que las expectativas e interés que la sociedad tenía sobre este debate en particular, demandaban un mayor compromiso por parte de los candidatos.

El caso es que con lo sucedido durante el Primer Debate Presidencial, queda en evidencia la penosa y sistemática realidad expuesta la semana pasada en este espacio de análisis y reflexión: la falta de compromiso y lealtad por parte de los candidatos para presentar propuestas o, dicho de otro modo, la facilidad con la que señalan los errores pero no soluciones factibles y viables.

Resulta entonces lamentable que, un “debate” visto por 13 millones de personas (el debate más visto en la historia de los Debates Presidenciales), no haya estado a la altura que las circunstancias demandan. Y aunque los candidatos se hayan autodeclarado ganadores (como es costumbre), con lo sucedido el domingo pasado en el Primer Debate Presidencial 2018, la única certeza que hay es que aún no hay triunfo asegurado para ninguno de los candidatos, por lo que tendrán que hacer un mayor esfuerzo en los dos debates que faltan.

Finalizo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el político y ex primer ministro de Portugal, António de Oliveira Salazar: “Los debates han puesto de manifiesto el error, pero no solucionan el problema”.

Aída María Holguín Baeza