A la sombra del Sobarzo…por Rafael Velázquez RamÃrez
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(Viernes Trece)
RAFAEL VELÃZQUEZ RAMÃREZ
(ONASSIS)
           Los seres humanos estamos impedidos fÃsica, mental y espiritualmente a resistirnos a lo prohibido. Por una rara condición conductual, no podemos evitar hacer lo que nos dicen que no hagamos, so pena de cualquier castigo.
           Desde que a Adán y a la preciosidad de Eva se les prohibió terminantemente comieran del árbol ese que usted ya sabe, todos sus descendientes nomás estamos esperando con ansias locas que se nos prohÃba algo para lanzarnos de manera por demás imprudente a hacerlo: Si nos dicen que no pisemos el césped, de inmediato vamos y hasta bailamos un zapateado sobre el prado; si nos dicen que esta prohibido cruzar la calle por en medio, que las crucemos por las esquinas ¿qué hacemos?, sólo es cuestión de observarnos en pleno centro de la ciudad cruzando por donde nos da la gana ante el reventamiento de venas de los conductores…. ¿Cuál es el letrero que más vemos?… ¡Exacto!: NO fumar, y ahà estamos como chacuacos criando un cáncer pulmonar del tamaño de un cráter de la luna. ¿Sabe usted porqué tienen tanto éxito las socorridas “clandestinasâ€?. No, no es por el crónico alcoholismo de la ciudadanÃa, es porque a la gente le saben más sabrosas las “caguamas†cuando son más caras y tienen el aliciente de ser bebidas en horas en que está prohibido por la Ley.
Este espÃritu aventurero y travieso que tenemos todos, se magnifica cuando llueve aquà en Parral… Basta que caigan unas cuantas gotas para que nuestro caudaloso rÃo se convierta en riada e inunde la “vialidad Carlos Montemayorâ€. De inmediato aparecen las soñolientas autoridades y colocan unos listones rojos para evitar que pasen los automovilistas y con esto salvarlos de una segura  damnificación.
           Todo esto viene a colación debido a que el Martes Trece, a las seis de la madrugada escuché unos gritos desaforados que entraban por la ventana. Este humilde servidor pertenece a la sana cofradÃa de no levantarse durante el periodo vacacional hasta bien entrada la tarde. Sin embargo como los gritos provenÃan de un primo al cual tengo en alta estima, no tuve más remedio que enredarme en una “mañanita†y salir a ver qué querÃa:
“Vamos a comprar menudo. –anunció “El Licenciadoâ€. “Ve tu, yo tengo mucho sueñoâ€. –informé dando un bostezo digno de la MGM. “Ãndale –insistió Pepe con un sonsonete capaz de despertar a un muerto-. Vamos y venimos luego luego y te vuelves a tirarâ€. “Está bien, pero tu pagas el menudo y su respectivo pan.
Subimos en su automóvil y tomamos rumbo a la menuderÃa. Como el camino para llegar a ella tenÃa que cruzar el rÃo, informe a mi primo que ni se le ocurriera irlo a cruzar porque con el aguacero del otro dÃa se habÃa formado un arroyuelo y se “nos iban a mojar los cablesâ€. Él dijo que mientras él estuviera al volante nada sucederÃa. Tomó la vialidad y al acercarnos al puente “Sobarzo†torció a la izquierda rumbo a la plaza Juárez con el consecuente empapamiento de cables. El carro nomás tosió. Yo proclame un “ya valió†y José dijo: “Ya trajiste la mala suerteâ€. De inmediato nos comunicamos con mis hijas, las gemelas, para que trajeran cables y pasarle corriente…. Fue inútil…. Se decidió que fueran a buscar un mecánico mientras este humilde y peloncito servidor se quedaba cuidando el automóvil. Usted, inteligente lector y bella y conocedora lectorcita, saben perfectamente que eso de encontrar algún servicio en Parral, a esas horas de la madrugada, es más difÃcil que hacer entender a un regidor panista. Por lo pronto me puse a escuchar música para pasar el rato. Me aprendà de memoria la rolita esa de Maná que dice: “El verdadero amor perdona, no te pega, no te alega, no arrincona y me gustas con tus pompas de jamónâ€â€¦ Y yo seguÃa a la sombra del “Sobarzoâ€â€¦. La gente pasaba y nomás se reÃa…. Varios buenos samaritanos intentaron pasar corriente al auto hasta que diagnosticaron “que no era la pila, que era otra cosaâ€. Las horas pasaron largas, tediosas y calorientas. A las cuatro de la tarde vi que se acercaba el “Bocho†Amparan, de la ventanilla de su auto se asomaba la preciosa Salma que a gritos anunciaba: : “¡TÃo Rafa, como eres chonte!…â€Â Lo que me faltaba. Bueno, se le perdona nomás porque al dÃa siguiente cumplió años. ¡Felicidades Salmajita!. El que no se salvo de la ira divina fue Pepe…. Y todo por no respetar las prohibiciones.
PD. Lo que deberÃan prohibir son los abusos en los bombardeos publicitarios de las campañas polÃticas… Pero usted, inteligente lector y bella y grillera lectorcita, sabe que si les prohÃben algo a estos señores “publicistasâ€â€¦ ¡¡¡SALE PEOR!!!
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