Tiempos de abucheo…por Aída María Holguín
De un tiempo a la fecha, los ciudadanos han optado por expresar su descontento con los gobernantes a través del abucheo; esto, generalmente durante los actos públicos en los que éstos se presentan, y en algunos casos por el solo hecho de ser nombrados.
Básicamente, el abucheo es la acción de reprobar –a través de ruidos o gritos- de manera masiva a algún personaje en particular.
En el caso del Gobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez, los abucheos comenzaron desde el año 2012; de ahí, que incluso en el pasado Grito de Independencia los encargados de organizar el evento -con pleno conocimiento de que otra vez la multitud abuchearían al Gobernador- tuvieran que recurrir la estrategia de sofocar el abucheo con pirotecnia.
El presidente Enrique Peña Nieto ha sido otro de los gobernantes que ha recibido abucheos, y no solo de cuerpo presente, sino también en ausencia; tal es el caso de lo sucedido el pasado 13 de septiembre, cuando al ser nombrado por César Duarte, cientos (si no es que miles) de estudiantes expresaron con gritos y rechiflas su descontento con Peña.
Pero no sólo en Chihuahua se ha hecho costumbre reprobar a los gobernantes a través de los gritos, ruidos y rechifla. El pasado 17 de enero, durante su discurso de inauguración del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas, el gobernador de Chiapas Manuel Velasco Coello, fue interrumpido al grito de ¡Fuera Velasco! fue interrumpido en diversas ocasiones por los asistentes.
Volviendo al ámbito local, y aunque se había salvado de ser reprobado a través del abucheo, el alcalde de Chihuahua, Javier Garfio Pacheco, se unió al grupo de gobernantes abucheados; en el caso de Garfio, fue en el evento inaugural de la temporada 2015 de la Liga Estatal de Basquetbol. Lo grave de este caso, es que el alcalde demostró su falta de oficio político al gritarle a uno de los aficionados.
Sin duda alguna, estos cuatro gobernantes no son los primeros ni serán los últimos en ser reprobados mediante el abucheo, por lo que seguramente estaremos enterándonos de otros casos que se den a lo largo y ancho del país.
La clase política en el poder estaba tan acostumbrada a la “apoteosis organizada”; es decir, al acarreo y control de los “fans”, que olvidaron que todavía hay muchos ciudadanos que ejercen su derecho legítimo a expresarse libre manifestación de las ideas, sin importar –incluso- que el abucheado se crea emperador o deidad.
Queda claro que estamos viviendo en una época en la que los abucheos representan –para muchos- la mejor forma de manifestar la frustración y/o el descontento hacia la clase política en el poder y forma de actuar; pero sin considerar que no es la herramienta adecuada para que las personas o situaciones cambien, por lo que también debe quedar claro que en el caso de la política-partidista (que es de donde emanarán los siguientes gobernantes), el “abucheo” más eficaz será a través del voto.
Y es que mientras que en México sigamos teniendo un sistema de gobierno democrático representativo, la única forma de que el desacuerdo y/o desaprobación sean tomados en cuenta, es a través del sufragio. Es ahí, en las urnas electorales, donde el desacuerdo “por escrito” (representado por el voto), podrá dejar claro que sí hay manera de “castigar” cuando no se gobierna adecuadamente, o cuando nuestros “representantes” no están cumpliendo con sus responsabilidades.
Es imprescindible pues, estar conscientes de que si no se vota o se anula la boleta electoral, de todas formas habrá presidentes, gobernadores y legisladores, por lo que es mejor elegir al menos peor (si de esa manera se quiere ver), que tener gobernado y legislando a los peores (como suele suceder).
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el periodista, escritor y dramaturgo brasileño, Nelson Falcão Rodrigues: “El gran abucheo es mil veces más fuerte, más poderoso y más noble que la gran apoteosis.”
Aída María Holguín Baeza
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