Tiempos de reflexión…por Aída María Holguín
FRASEARIO-
Nuevamente nos encontramos en una época que invita a la reflexión profunda. Es decir, en un periodo idóneo para pensar atenta y detenidamente sobre ciertos asuntos con el fin de estudiarlos y comprenderlos para, luego, poder formar una opinión propia sobre ellos y, en consecuencia, tomar mejores decisiones.
Sin duda alguna, los numerosos acontecimientos que impactaron a México, pero sobre todo a los mexicanos en este 2017, complican la actividad reflexiva; sin embargo, ese no debe ser un motivo para evadir la responsabilidad y la necesidad de entrar en un proceso de cavilación. Dicho de otro modo, este año la reflexión se torna un tanto más complicada para los mexicanos porque no son pocos los acontecimientos que requieren transitar por el proceso de la meditación. No obstante, es precisamente por eso mismo que la reflexión es indispensable.
El 2017 estuvo marcado por una serie de sucesos que impactaron no solo a México (como país), sino también a los mexicanos. Esos sucesos, deben servir como referente al momento de tomar decisiones futuras. Particularmente si se considera que en el 2018 se llevará a cabo el proceso electoral más grande de en la historia de nuestro país.
En ese sentido, y como ya se ha manifestado en diversas ocasiones en este espacio de análisis y reflexión, es importante comprender que los políticos no tienen toda la culpa de lo que nos sucede como país o como sociedad. Los responsables somos todos porque queremos permanecer en una zona de confort que, aún y cuando no sea intencionalmente, ha facilitado que los políticos en el poder se dediquen a diseñar políticas que suelen atender a intereses meramente grupales o partidistas, y no a los intereses públicos o de la sociedad en su conjunto.
Ahora, ante la inminente responsabilidad de elegir a quienes -de una u otra forma- dirigirán el destino de los mexicanos, resulta urgente y necesario analizar a conciencia los acontecimientos históricos contemporáneos. Solo de este modo estaremos en posibilidades de marcar el cambio radical y positivo que México demanda.
Cierto es que también estamos en una época en la que la sobrecarga informativa y desinformativa pareciera ser una política gubernamental cuyo objetivo es afectar la memoria, la forma de pensar y el comportamiento de los ciudadanos ante los asuntos de interés público. También es cierto que, como seres humanos, tenemos una serie de capacidades y habilidades que pueden ayudarnos a recuperar, reconstruir o construir la memoria histórica necesaria para razonar y actuar en consecuencia.
El caso es que, el próximo año, la historia (sobre todo la reciente) no puede -ni debe- ser olvidada. Es por eso que hay que empezar a reflexionar “a la de ¡ya!” y extender esa reflexión el tiempo que sea necesario para comprender que, aunque una de las decisiones más importantes será la de elegir al próximo presidente de la República, hay otros 3 mil 223 cargos de elección popular que estarán “en juego”. O sea, que serán poco más de tres mil de personas a las que se les conferirá el poder de decidir (en primera instancia) nuestro futuro como nación y como sociedad.
Concluyo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el militar y político sudafricano, Petrus Jacobus Joubert: “Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda”.
Aída María Holguín Baeza
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