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Tragedia, solidaridad y oportunidad…por Aída María Holguín

Tragedia, solidaridad y oportunidad.

El 5 de octubre fue trágico para los chihuahuenses. Según los datos oficiales, ocho personas murieron, y cerca de ochenta resultaron heridas luego de ser arrolladas por una “monster truck”. Lo sucedido en el “Extremo Aeroshow 2013”, no sólo afectó la vida de los familiares y amigos de las víctimas, afectó la de los todos.

Las Redes Sociales fueron una vía importante para que la inmediata solidaridad de los chihuahuenses se manifestara: condolencias, buenas vibras y oraciones invadieron el espacio virtual; además, se hizo una declaratoria ciudadana de que Chihuahua se encontraba de luto (#Chihuahuadeluto). Luego, cientos de chihuahuenses atendieron inmediatamente el llamado del sector salud para la donación de sangre; otros tantos, se organizaron y convocaron a llevar alimentos a los hospitales y los psicólogos anunciaban terapia gratuita para los deudos. En fin… el respaldo que los chihuahuenses han dado a los afectados directos, es motivo de orgullo.

Numerosos cuestionamientos y señalamientos sobre las causas de tan lamentable hecho, así como las exigencias para que se realizara una investigación a fondo e imparcial para deslindar responsabilidades, también han sido expresados a través del Internet.

Las autoridades -y un sector de la sociedad chihuahuense-, hicieron hincapié en que fue un accidente que nadie quiso que sucediera. Eso es muy cierto; tan cierto, que nadie -absolutamente nadie-, ha dicho que alguien quería que sucediera.

Exigir que se realizara una investigación, no significa que no se respete el dolor y tristeza de los deudos -como lo han querido hacer ver-. La intención de las exigencias es la de encontrar áreas de oportunidad; es decir, conocer las causas y responsables de lo acontecido para que en un futuro se establezcan las medidas de seguridad adecuadas.

Lo sucedido es grave y requiere la debida atención. ¿Que fue un accidente? Sí, pero los accidentes se investigan para determinar las causas; con más razón, cuando el efecto es mortal.

Los videos filmados por los asistentes -y que ya le han dado la vuelta al mundo-, ameritan y soportan una investigación seria que arroje información de todo aquello que pudo provocar el fatal accidente. Y es que habiendo tantos testimonios, las dudas de lo que sucedió y cómo sucedió, se incrementan conforme pasan los días.

Más, cuando la propia autoridad ha hecho declaraciones que luego desdice; por ejemplo: el día del accidente (sábado), medios de comunicación daban a conocer que según información extraoficial, el piloto de la monster truck tenía aliento alcohólico al momento de su detención; el domingo, el gobernador César Duarte oficializó la información, declarando que el piloto había dado positivo a la prueba de alcohol, situación que generó uno de tantos cuestionamientos: ¿si estaba en estado de ebriedad, por qué -o quiénes- lo dejaron conducir?. El lunes, en entrevista en Milenio Radio, el mismo Cesar Duarte dijo que el examen químico realizado por la Fiscalía al piloto, resultó negativo de alcohol en la sangre. (Esto último no se ha dado a conocer en la mayoría de los medios locales).

Luego, a decir de los organizadores, el conductor llevaba una trayectoria no autorizada, por lo que uno se pregunta: ¿por qué no detuvieron el “salto” del conductor si se tardó mucho tiempo -según se aprecia en los videos- en acomodar el vehículo?.

Si para las autoridades y organizadores -especialmente para el presidente de Espectáculos Extremos de Chihuahua, Jorge Cuesta-, los cuestionamientos y señalamientos que -usando el sentido común- hacemos los simples mortales no son válidos -por no ser expertos en el tema-, esperemos que la fuerte declaración pública que “Monster Truck Racing Association” emitió al enterarse a la tragedia -y sus evidentes causas-, si sean válidos.

No nos equivoquemos al pensar que de lo que se trata es de encontrar es culpables. Se trata de que cada quien asuma su responsabilidad y que se encuentren las oportunidades para mejorar el proceder de todos y cada uno, y que no haya otra tragedia como la del Aeroshow. Querer culpar al conductor, y que los demás involucrados evadan sus responsabilidades, no le hace bien a nadie.

La tragedia en el Aeroshow no puede ser un precedente, debe ser un hecho que jamás se repita.

Concluyo con lo dicho alguna vez por el editor y periodista húngaro, Joseph Pulitzer: “Ojo a las situaciones inesperadas. En ellas se encierran, a veces, las grandes oportunidades.”

Aída María Holguín Baeza

Correo: laecita@gmail.com

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