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Un problema llamado corrupción…por Aída María Holguín

-FRASEARIO-
El problema llamado corrupción no es nuevo; sin embargo, con el transcurso del tiempo, parece que, en el caso de México, se ha convertido en una endemia difícil de erradicar.
Para comprender la magnitud del problema, es importante saber que, de acuerdo con la Secretaría de la Función Pública, según la cantidad de fondos perdidos y el sector en el que se produzca, la corrupción puede clasificarse de tres maneras: menor, a gran escala y política.
Con esa clasificación, queda más que claro que, en México, los actos de corrupción menores (hechos cotidianos de abuso del poder cometidos por funcionarios públicos de bajo y mediano rango) son -literalmente- peccata minuta.
Debido al incremento de la corrupción a gran escala (en los niveles más altos del gobierno) y la corrupción política (asignación de recursos y financiamiento mediante el abuso de la posición para conservar el poder, estatus y patrimonio), se creó el Sistema Nacional Anticorrupción (y sus respectivos sistemas estatales); no obstante, ese sistema aún está incompleto y falta mucho tiempo (y, sobre todo, verdadera voluntad) para que se consolide.
Aunque el tema de la corrupción es cosa de todos los días, cada vez toma una mayor relevancia porque, mientras que en otros países hay fuertes consecuencias, en México no pasa nada.
Por ejemplo, mientras que Richard Nixon (EUA), Ezer Weizman (Israel), Abdurrahman Wahid (Indonesia), Gonzalo Sánchez (Bolivia), Christian Wulff (Alemania), Otto Pérez (Guatemala), Jacob Zuma (Sudáfrica) o Pedro Kuczynski (Perú) dimitieron o fueron destituidos por su presunta participación en actos de corrupción, en México sigue sin pasar nada porque la corrupción suele minimizarse.
Bien lo dijo la politóloga Denise Dresser luego de que se diera a conocer el asunto de “la casa blanca”: en democracias como la estadounidense, ese caso hubiera llegado, incluso, a la dimisión del presidente. Y yo agrego: pero como la democracia en México deja mucho que desear, ya sabemos lo que pasó: ¡nada!
Finalizo en esta ocasión citando lo dicho alguna vez por el escritor y columnista español, Javier Cercas: “La corrupción existe desde que el mundo es mundo. El problema, por tanto, no son los corruptos; el problema es el sistema que no impide o que alienta la corrupción”.
Aída María Holguín Baeza
laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com

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