Una novela criminal (I de II partes)…por Luis Villegas
Hace justos cinco años escribí: “Lo peor de raparse es cuando te empieza a crecer el pelo. Entra uno en una etapa metafísica de su existencia; inmerso en el clásico dilema hamletiano del ser o no ser. Así ando: No soy el hombre que soy ni el que quiero ser. Ni traigo los pelos de cepillo y estoy muy lejos de los bucles que anhela mi mamá”; aquí estamos.
No es que desee escurrir el bulto pero no todo gira en torno al desasosiego jurídico; la única novedad de esta semana es que ya se presentó la aclaración para pedir que se cese al actual Consejo de la Judicatura (visible en mi blog); dicho en otras palabras vamos a por Lucha, ¡Ea! ¡Vamos!
Hablemos de libros.
En más de un sentido, la última obra de Jorge Volpi es “una novela criminal”1 —ése es el título de la “novela” que le mereció ganar a su autor el premio Alfaguara de este año—.
¿Por qué lo digo? Porque me decepcionó horrores.
Conste que no tiene nada que ver con su hechura, lo he escrito muchas veces, para mí, Volpi es, hoy por hoy, el mejor escritor mexicano de nuestro tiempo; me molesta, me exaspera, me enerva —eso sí—, que un escrito que no es novela, se titule pomposamente de ese modo y haya ganado el primer lugar en un prestigiado concurso de ese género, precisamente.
Me explico —y aquí voy a valerme de una reseña de un diario, para evitar al mentecato, quien nunca falta, que venga a quejarse de que “no la va a leer porque ya se la conté”—: la obra se centra en un hecho público: en 2005, el mexicano Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez fueron detenidos acusados de secuestro; la operación, retransmitida en directo por televisión, es el leitmotiv de la obra: “El problema es que era una mentira convertida por la policía en espectáculo televisado y en una pesadilla vital para los implicados y sus familias. ‘Si ahora nos preocupan tanto las noticias falsas, ahí estaba el germen, la primera ‘fake news’”.2
Una “novela criminal” es una crónica; como es sabido, una crónica es una narración basada en un acontecimiento real, en el cual el autor presenta una interpretación de un hecho; este tipo de narrativa propicia la presentación del punto de vista del autor y se considera una especie de “noticia ampliada”, pues ni más ni menos eso es la narración de Volpi.
No vale que el jurado del Premio haya dicho que: “Rompiendo con todas las convenciones del género, el autor coloca al lector y a la realidad frente a frente, sin intermediarios. En esta historia, el narrador es tan solo el ojo que se pasea sobre los hechos y los ordena. Su mirada es la pregunta, aquí no hay respuestas, solo la perplejidad de lo real”; ésa es retórica; es un modo de explicar, entender e intentar justificar lo injustificable: no es una novela. ¿Cómo una no-novela gana, pues, un Premio de novela?
La explicación de Volpi es que: “El juego literario consiste en ese trabajo de ensamblaje que busca darle una forma literaria a un conjunto de hechos dispersos y caóticos”;3 retórica otra vez. Al mejor estilo de ese izquierdista de closet que, en efecto, Volpi sí es;4 y que no nos puede conducir a ningún sitio.
Continuará…
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Luis Villegas Montes.
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