ALEMANIA 1974: EL ATAÚD PARA “ZAGALLO”
———Después de llevarse para siempre a sus vitrinas la codiciada copa Jules Rimet tras conseguir el tricampeonato en México 1970, la selección nacional brasileña, que en Alemania 1974 no contó con su gran estrella Edson Arantes Do Nascimento “Pelé”, y se colocó apenas en la cuarta posición, fue rechazada por la torcida brasileña, que a manera de desprecio colocó un muñeco en un ataúd frente al domicilio del entrenador.
La torcida (afición) brasileña confiaba a plenitud en su selección en este Mundial de Alemania 1974, pero “Pelé”, ya fuera de la cancha se paseaba con un saco que traía impresa una corcholata de Pepsi. Ahí empezaba la carrera comercial del astro brasileño, que ya tenía varios contratos publicitarios y acudió al mundial alemán como un simple aficionado.
Mario Lobo, mejor conocido como “Zagallo” (muchacho) era en aquel entonces el técnico carioca, al igual que en México 1970, por lo que ahora repetía en el timón, pero ya no era orgulloso y optimista como en el Mundial azteca, donde traía un equipazo, que muchos dijeron ganaría solo el Mundial, con Zagallo o sin él.
A diferencia de la Copa del Mundo en México 1970, ahora en 1974 el timonel brasileño siempre se mostró cauteloso y esquivo, mencionándose en aquel entonces que tal vez porque ya presentía la debacle de su equipo.
Para el Mundial de Alemania 1974 Brasil, encuadrado en el Grupo II junto a Yugoslavia, Escocia y Zaire, careció de su fútbol-arte que lo caracterizó en México 1970 y fue sacudido, por no decir “zarandeado” por sus rivales en turno y se reventó antes del final de la justa balompédica, lo que provocó la tristeza nacional en todo el gigante del Amazonas.
Los cariocas llegaron al juego por el tercer lugar, luego de haber terminado su grupo con 4 puntos, mismos que Yugoslavia y Escocia, pero perdieron 1-0 con Polonia.
Esta caída frente a Polonia causó el enojo del pueblo brasileño, que a diferencia del “Maracanazo” del 50, ahora no se quedaron mudos por la derrota, ni estáticos, sino que actuaron y se plantaron cientos de aficionados en el domicilio particular del técnico Mario Lobo, en Río de Janeiro (Río de Enero).
Ahí depositaron un ataúd de color negro, en cuyo interior reposaba un gran muñeco con la figura del técnico.
Durante toda la noche ese muñeco fue velado y conducido a hombros por los seguidores de Brasil, en señal de que daban por muerto a “Zagallo”.
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