Y el ganador es… ¡El periodismo!…por Aída María Holguín
El pasado fin de semana, miles de millones de personas en el mundo se concentraron seguir la emisión -en vivo- de la edición número 88 de los premios Oscar, que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos otorgó a lo mejor del cine durante 2015.
Si bien es cierto que la ceremonia fue vista –como es costumbre- por todos los amantes del cine que año con año siguen religiosamente este evento; este año en particular hubo dos tipos de públicos adicionales que los de costumbre. Por un lado, estaba el público motivado por el morbo de ver la cara de Leonardo DiCaprio hacerse por primera vez de la estatuilla dorada -en la categoría de mejor actor- o que se le fuera de las manos por sexta ocasión; por otro, un público conformado por periodistas interesados en los resultados finales por las seis nominaciones de “Spotlight”.
Y es que Spotlight o “En primera plana” no es una película cualquiera. Se trata de una producción cuyo guion se basa en una historia de la vida real, que narra la investigación realizada por un grupo de reporteros del “The Boston Globe” (publicada en junio de 2002) en la que se evidenció el abuso sexual a niños por parte de sacerdotes de la Iglesia Católica en Boston, revelando también que durante -al menos- una década las cúpulas del sistema religioso, legal y gubernamental de Boston tuvieron conocimiento de ello, pero lo ocultaron sistemáticamente y además protegieron a los responsables. Fue así como inició una serie de revelaciones -en el mismo sentido- alrededor del mundo, y el “Boston Globe” se hizo acreedor al premio Pulitzer 2003 en la categoría “servicio público”.
Con estos antecedentes, no es raro que la pasada “noche de los Oscar” integrantes del gremio periodístico del mundo entero (sin importar que su fuente fuera -o no- la de espectáculos) estuvieran siguiendo minuto a minuto la ceremonia de premiación este año. Y aunque de las seis nominaciones (mejor película, mejor director, mejor actor de reparto, mejor actriz de reparto, guion original y mejor edición) solo obtuvo dos estatuillas, haberse hecho del Oscar al mejor guion original y la mejor película del 2015 dejó satisfechos a los periodistas que ahora celebran que la Academia reconozca el -ya casi extinto- periodismo de investigación.
Es bien sabido que “En primera plana” ha causado gran polémica en el mundo entero porque aborda un tema vergonzante para cualquiera y -por obvias razones- más para el Vaticano y la iglesia Católica; sobre todo, luego del mensaje de agradecimiento de los del productores de la película, exhortando al papa Francisco a “proteger a los niños y restablecer nuestra fe”.
Más allá de las filias o las fobias religiosas, Spotlight representa el alma del periodismo, y una esperanza del renacer de tan loable profesión a través del desarrollo de un periodismo que atienda a los principios éticos propios de la profesión, cuyo enfoque informativo ejerza plena y libremente el derecho a la libertad para examinar, escrutar y criticar las políticas y el proceder de los actores de la vida pública; para con ello, cumplir con la responsabilidad social que el periodismo y los medios de comunicación tienen para asegurar la buena gobernanza.
El caso es que al final de “la noche de los Oscar” el ganador indiscutible fue el periodismo, y no cabe duda de que -en total acuerdo con Blye Pagon Faust, productora de Spotlight- “el periodismo de investigación audaz expone las injusticias, da voz a los más vulnerables y tiene el poder de cambiar el mundo”, por eso es necesario que se siga haciendo.
Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el periodista y escritor argentino, Horacio Verbitsky: “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto y dar testimonio de ello.”
Aída María Holguín Baeza
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