Andrés Manuel “El Peje” López Obrador se convirtió virtualmente en el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para la elección presidencial de 2012, tras reconocerlo públicamente Marcelo Ebrard Casaubón como ganador de las encuestas aplicadas por Cristina Covarrubias y Luis Woldenberg, directores de los despachos “Covarrubias y asociados” y “Nodo, Investigación+Estrategia”.
Los aspirantes perredistas acordaron dirimir mediante encuestas el privilegio de encabezar la candidatura presidencial del PRD. Se formularon cinco preguntas; Ebrard ganó dos de imagen y AMLO en las dos de intención de voto y una de preferencia. (Ver formulario abajo.)
“Acepto y acato los resultados de las encuestas; hago honor a mi palabra”, pronunció el jefe de gobierno del Distrito Federal en el ambiente emocionante de un hotel de la capital del país.
La respuesta de Obrador no desmereció a la generosidad de su contrincante por la candidatura perredista: “Marcelo, como Ulises el de la Odisea, no se dejó cautivar por el canto de las sirenas, se puso cera en los oídos para continuar la travesía con la mira puesta en los ideales de libertad, justicia y democracia” –le dijo.
Un abrazo entre Obrador y Ebrard -que sin hipérbole cabe llamar histórico- selló el acuerdo y opuso un duro escollo a los aspirantes presidenciales del PRI y el PAN, las dos principales fuerzas políticas del país.
La declinación de Ebrard a favor de El Peje rompió una tradición muy marcada de la izquierda mexicana, consistente en discrepancias cainitas casi cada vez que se halla en juego el poder del partido o alguna candidatura. Pocos en México esperaban que el perdedor de las encuestas acataría el fallo de los encuestólogos. Numerosos analistas y comentaristas previeron una ruptura entre ambos líderes.
El trascendental acatamiento del actual jefe del DF fue festejado inmediatamente por otros líderes del PRD. Las primeras reacciones dejan poco margen a las suspicacias y parecen señalar una nueva fase en la vida del principal partido de las izquierdas nativas.
“Esto significa dar un paso adelante para salir del atolladero en donde están los partidos de izquierda”, interpretó el ex regente Manuel Camacho Solís en entrevista para MILENIO Televisión con Néstor Ojeda, Roberto López y Carlos Zúñiga.
“Los políticos de la izquierda mexicana podrán procesar de mejor manera sus decisiones para presentar los mejores candidatos a senadores y diputados después de conocer esta decisión que envía un mensaje de optimismo a los electores y los militantes” –leyó por su parte Carlos Navarrete Ruiz durante una improvisada conferencia de prensa en el Senado, a la que la que se presentó acompañado por 19 de los 24 senadores del PRD.
Otro ex jefe de gobierno del DF, el ex comunista Alejandro Encinas Rodríguez, resumió así –entrevistado por Carina García y José Arteaga para El Universal en los pasillos de San Lázaro– la significación de la declinación de Ebrard: “A Marcelo un reconocimiento por la altura de miras y haber asumido el resultado, eso hay que reconocérselo”.
Obrador perdió las polémicas elecciones de 2006 ante Felipe Calderón por menos de medio punto porcentual; desde entonces ha insistido una y otra vez en que fue víctima de un fraude electoral, y no ha dejado de llamar “espurio” al actual presidente.
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