El día 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por motivos que no debemos olvidar: en el año de 1960 las hermanas Mirabal fueron asesinadas por realizar activismo en contra de la dictadura dominicana de Rafael Leónidas Trujillo. A la memoria de este acontecimiento es que 1999 se designa este día por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
La violencia marca y lacera tanto a quien la sufre como a quien la ejerce, destruye fibras sensibles y ataca a la dignidad humana;Por desgracia, situaciones que sin duda constituyen algún tipo de violencia de género, se siguen suscitando aún en nuestros tiempos, sin poder erradicarla ylamentablemente a veces, sin hacerle justicia a las víctimas.
Las estadísticas frías e implacables, muestran un escenario tal, que la violencia por cuestión de género ha sido declarada una emergencia de salud pública: aunado al daño que provoca la violencia, se suma el que las mujeres víctimas de violencia tienen un 50% más de posibilidades de contraer el VIH; por otra parte, el Banco Mundial asevera que la violencia contra la mujer es tan seria como el cáncer, y según la ONU el fenómeno de la violencia contra la mujer puede catalogarse como una pandemia, puesto que una de cada tres mujeres en el mundo es agredida física, sexual o emocionalmente durante su vida.
Es preocupante la cantidad de noticias que vemos día con día donde se habla de las violaciones y asesinatos dentro de nuestro Estado. Recordemos que hasta hace una década, la violencia perpetrada en contra de las mujeres era el principal índice delictivo en la frontera; si bien, en la actualidad estos delitos hanpasado a segundo plano, por desgracia no es porque los índices se hayan disminuido o se castigara a los culpables, sino por el repunte de otro tipo de crímenes durante el sexenio federal anterior.
Lamentablemente, los anteriores no son los únicos tipos de violencia contra las mujeres; también se encuentra, por ejemplo, la violencia dentro del ámbito laboral, donde se dan situaciones que van desde el acoso y hostigamiento sexual, hastauna menor remuneración económica con respecto a la que reciben sus homólogos varones y el rechazo de solicitudes por cuestión únicamente de género.Otro ámbito donde esto se da es en el seno familiar, donde muchas veces las mujeres son degradadas a hacer las veces de objeto para los hombres.
Los ejemplos anteriores quizá son la mención de lo que muchos observan como gravedad, pero sin duda hay casos mucho más sutiles: basta con salir a la calle y observar el comportamiento de algunos hombres hacia las mujeres, acompañados de comentarios soeces, que por insignificantes que a algunos les resulte, son una clara muestra de que la discriminación y violencia no han sido superadas y estamos muy lejos de hacerlo.
Los escenarios son muchos por desgracia, en una sociedad donde todavía se concentra el germen del machismo no se ha logrado extirpar la concepción de la mujer como un ser inferior lo que provoca una violencia de género terrible.
La violencia puede darse desde las instituciones, las desigualdades … desde las relaciones con parejas, hermanos, padres, amigos, hijos e irónicamente para nosotros como legisladores, desde las leyes; peor aún, la violencia es una actividad que se fomenta en muchas ocasiones por parte del mismo género. Es por ello que para poder solucionar el problema de la violencia contra la mujer se requiere de un gran trabajo en equipo de parte de todos los componentes de la sociedad, desde las autoridades hasta los ciudadanos. Nosotros tenemos la responsabilidad de realizar los ordenamientos que permitan protegerlas, el poder ejecutivo debe encargarse de crear los programas necesarios para educar y hacerles justicia; los docentes y padres de familia tienen la obligación de enseñar a las futuras generaciones para romper los paradigmas del machismo y así poder lograr una verdadera equidad de género que no solo esté plasmada en la ley, sino que se viva dentro de la sociedad.
Retomemos entonces el sentido de la lucha de las activistas que dieron origen a la conmemoración de este día y hagamos nuestra parte apoyando en la medida de nuestras posibilidades y alcances la recuperación de la dignidad de todas aquellas mujeres que han sufrido en carne propia este terrible fenómeno que sin duda requiere de nuestras acciones dada su gravedad.
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