Un éxito el requiem a Agustín Lara
Delicias.-No sólo fue aplaudida en cada narrativa y cada interpretación musical, también fue ovacionada de pie al finalizar el réquiem de Agustín Lara, esta obra que compaginó la narrativa sobre la vida del artista, con la música y el canto que fueron inspiración, recibió un reconocimiento de parte del presidente municipal Mario Mata Carrasco y un merecido elogio de su esposa y presidenta del DIF municipal Ivonne Lacón de Mata, quien dijo “ gracias a esta excelente presentación podremos seguir adelante con la labor de beneficio social en la comunidad”.
El reconocimiento que entregó la máxima autoridad en Delicias, Ingeniero Mario Mata, fue a los alumnos y ex alumnos, al director César Soltero, a Ala García, directora de desarrollo estudiantil y difusión cultural del Tecnológico; ella comentó que en el programa cultura se creó el réquiem en el que se trata de acompañar la lectura con la música para trasladar al espectador a la lectura y a otro tiempo, al de Agustín Lara, para que lo viva conforme lo imagina.
Esta vez se trató de homenajear y recordar a uno de los grandes compositores de México, el “Flaco de Oro”, Agustín Lara. Se abordó cada uno de los episodios que marcaron su vida, desde su nacimiento hasta su muerte que fueron clave para la inspiración de su música y letra de sus canciones, interpretadas magistralmente por cuatro veces del grupo cultural del Tecnológico de Monterrey, una de ellas de Ala García.
El réquiem, que fue montado por primera vez hace 10 años, y retomado expresamente para este beneficio social del DIF, fue magistralmente ejecutado por 6 músicos, 4 cantantes, 11 lectores, y detrás de ellos creando un escenario nostálgico y romántico con un ambiente e iluminación en blanco y negro con resplandores sepia, rojo y amarillo, propio de la época del Veracruzano cantautor, está el Staf. La narrativa que se dio, es obra de la sensibilidad del maestro César Sotelo, con mucho trabajo literario en chihuahua y creador del texto.
Canciones como “Aventurera”, “Mujer”, “María Bonita”, “Granada”, “Mi Rival” , “Ausencia”, enmarcaba cada episodio de la vida de Agustín Lara, una vida llena de sensibilidad producto de sufrimiento, el abandono y la soledad, y de un afán por ser amado y recordado a través de su música.
El lado humano del gran artista, que perdura aún en estos días, se plasmó en la narrativa; comenzó con su infancia surgida en un hogar con un régimen muy estricto ejecutado por su padre, y en el que solo sobresaltaba el amor de su madre, pero mujer de aquella época sometida a la ley de los hombres. Fue en esta etapa de su vida que se percata de talento a la música, y que le es descubierto por su tía Refugio, quien impulsaba sus estudios en piano.
Esa infancia, en la que se vio en la necesidad de trabajar a los 13 años, en un prostíbulo de la época, ganando 2 pesos con 50 centavos, para mantener a su Madre ante el alejamiento de su Padre, y de quienes finalmente huyó para jamás regresar al recibir una fuerte golpiza del progenitor que descubrió donde trabajaba; lo marcó en dos formas, en su vida de “mujeriego” y en su rostro, al quedarle una marcada cicatriz a cusa del ataque de una celosa mujer del bar en el que tocaba el piano.
Es dentro de sus últimos días de vida, que el revive esos grandes momentos, bajo el cuidado de su más fiel servidor, ahí se confirma los múltiples matrimonios que tuvo, el más sonado con la diva María Félix, (cuya conquista fue su mejor hazaña y a quien compuso la canción María Bonita) y “Viví”, Angelina Brochete, que lo cuidó en momentos de su enfermedad y a quien compuso la canción Mujer también en recuerdo de su Madre. En esta etapa compuso sus mejores canciones, Rosa, clavel sevillano, aventurera, y las más importante Granada. Luego, su vida con “Yiyi”, Yolanda Gasca, a quien dedicó los mejores diez años de su vida, luego ella lo dejó al acabar el amor que sentía por él, y pese a ello soñaba regresara algún día.
En 1940, es cuando comenzó la gran carrera artística de Agustín Lara y el éxito de lo que hoy es su legado musical, sus hijas, su testamento, como dijo él, al morir. Entonces conoció a su fiel servidor y amigo, David Rodríguez “verduguillo”, quien lo asistió por más de 30 años hasta su muerte, y quien fue testigo del nacimiento de muchas de sus canciones, que le acompañaron en su soledad y que fueron la razón de su existir. El Flaco de Oro, Trabajo en la XEW y fue artista exclusivo de la compañía televisora de Azcárraga.
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