La dieta de los vampiros
A pesar de que a priori los vampiros puedan resultarte odiosos y repulsivos, lo cierto es que son una especie animal completamente fascinante. Su actividad alimentaria se compone únicamente de sangre, al contrario de sus primos hermanos, los murciélagos quienes consumen otros animales e insectos, y existe todo un mecanismo detrás de esta adaptación biológica.
Tras realizar una abertura en la piel de sus presas con sus filosos colmillos, lejos de chupar o succionar su sangre, los vampiros la absorben por su lengua a través de su acción capilar. La sangre es lo que los mantiene vivos, y para que esto suceda los vampiros deben evitar que ésta se coagule dentro de su organismo.
Para ello han desarrollado una mutación genética que les permite conseguir esto y tener la extraordinaria facultad de depender únicamente de sangre. Se trata del desarrollo de un gen activador del plasminógeno; un gen que poseemos nosotros los humanos para limpiar las arterias y evitar ataques cardíacos, pero que los vampiros utilizan en su saliva para evitar la coagulación sanguínea.
Si no fuera por la presencia de este gen activador del plasminógeno, la sangre se coagularía dentro del organismo del vampiro obstruyendo su aparato digestivo y matándolo. Sin embargo, las extraordinarias habilidades evolutivas de los vampiros han hecho posible que, caprichosamente, la sangre sea su fuente exclusiva de alimentación.
Tras su separación con los murciélagos hace 26 millones de años, los vampiros llevaron a cabo una cantidad de nuevas adaptaciones, entre las cuales se compone su dieta basada exclusivamente en sangre animal. Este descubrimiento genético explica una de las razones que permiten que los vampiros estén capacitados para alimentarse de esta manera.
Cortesia ojocientifico.com
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