A la alza casos de suicidios en la región
Por Jesús C. Aguirre Maldonado—
Delicias. Chih.- Dos suicidios en tres días se registraron en la Región Centro Sur, uno en Delicias y otro en Meoqui, lo que lanza las señales de alarma sobre lo que está pasando en nuestra sociedad, ya que repuntan los casos ante el despreciado valor de la vida y como dijera el desaparecido cantautor guanajuatense José Alfredo Jiménez “la vida empieza llorando y así llorando se acaba”.
En el primero de los casos más recientes, un tapicero, de 35 años de edad, identificado como Daniel Valles, se quitó la vida al colgarse con una extensión eléctrica en el interior de su negocio, ubicado en la calle Lázaro Cárdenas, de la colonia División del Norte.
Se manejó que este hombre tenía problemas severos de alcohol y era un hombre solitario.
Y en el más reciente, registrado este sábado en Meoqui, la Fiscalía General del Estado (FGE), Región Centro Sur, informó del suicidio de Edmundo González Silva de 38 años de edad, quien se quitó la vida con la banda de uno de los vehículos, misma que ató al chasis del auto que estaba en fosa y de ahí se colgó.
Las causas del por qué se quitaron la vida, eligiendo la llamada “puerta falsa” no se saben a ciencia cierta, pues como dice el dicho, “nadie sabe lo que trae la mochila, mas que el que la carga” y lo único cierto es que los suicidios han aumentado en el país en los últimos años.
En Delicias hace poco más de un año, en Semana Santa, los suicidios alarmaron a la Iglesia Católica, ya que aumentaron los casos de niños y adolescentes que atentaron contra su vida.
“Esta tensión es para nosotros muy fuerte como parroquia, ya que nuestros jóvenes han atentado mucho contra su vida”, dijeron en plena Semana Santa de 2014, donde dedicaron el recorrido del Viacrucis a orar por los niños y jóvenes.
Dicho recorrido fue de la parroquia de San Antonio al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, poniéndose especial atención a los suicidios, ya que los jóvenes han atentado mucho contra su vida y por ello le dieron ese sentido al Viacrucis y también les hablaron sobre el verdadero sentido de la vida a los jóvenes”, dijo la hermana Lupita.
En aquella ocasión se puso especial atención en los jóvenes, ya que estos han atentado mucho contra su vida y por eso, dijo Lupita que estaban muy preocupados.
Subrayó que nuestra sociedad necesita una demanda de fe, ya que nuestros jóvenes han atentado mucho contra sus vidas, situación que tiene preocupada a la comunidad religiosa, encontrándose debido a ello con una tensión muy fuerte para ellos como parroquia.
EL DEPRECIADO VALOR DE LA VIDA
Pero no solo en Delicias ha preocupado la situación, el alza de los suicidios, ya que no es un problema exclusivo de tal o cual región, ya que de sur a norte de oriente a poniente y en los cuatro puntos cardinales de nuestro país personas de diversas edades, creencias y posición económica, aunque son más los pobres, la clase trabajadora, han atentado contra su vida y lo que es más triste: logrando su cometido.
Donde ha ido mucho en aumento la incidencia de suicidios es en la Región de los Altos del Estado de Jalisco, que concentra a 350 mil habitantes en doce municipios, ya que supera las tasas estatales y nacionales, situación que ha alarmado a las autoridades sanitarias, pues el fenómeno no es nuevo, y cada año las cifras aumentan.
“EL GÜERITO” QUE SE MURIÓ DOCE VECES
Según reportes de prensa de medios tapatíos, Hay quienes creen que sólo se vive una vez, y que sólo algunos han vuelto del más allá con oportunos latigazos eléctricos de los paramédicos. Pero pocos han oído hablar de quien haya perecido dos o tres veces. Que una persona sobreviva cuatro o más, parecería imposible.
Pero en aquella región de Los Altos de Jalisco, se hizo famoso el caso de “El Güerito”, quien no únicamente murió doce veces, sino que aunque usted, amable lector, no lo crea, se mató doce veces.
Reporta la prensa de aquellos lares que “Ya no tiene caso decir su nombre real, ni las circunstancias que lo orillaron a hacer lo que hizo. Doce veces gritó su desesperación y doce veces lo ignoraron, e intentó quitarse la vida hasta que logró su cometido, como casi siempre sucede con los suicidas, a quienes pocas veces o casi nunca se les presta la atención debida y sobre todo de un especialista en el tema.
Quien recuerda con lujo de detalle el caso del famoso y malogrado “Güerito” es el doctor Francisco Javier Ramírez Cervantes, coordinador regional de Epidemiología en la Región Sanitaria Altos Sur, con sede en Tepatitlán, donde ocurrió la tragedia.
Él señala que “Lo más frecuente es que quien realiza un acto suicida, lo intente en tres o cuatro ocasiones, pero se tiene el registro histórico de esta persona que lo intentó doce veces antes de lograrlo. Doce veces nos dejó ver a la familia, a las autoridades de salud, a las autoridades de educación, a las autoridades municipales, que tenía un problema que le generaba situaciones de incompatibilidad con la vida. Y nadie lo escuchó…”.
Tepatitlán es una plácida comunidad de 130 mil habitantes, ubicada en los Altos de Jalisco, región conocida por su religiosidad arraigada, la tez blanca de sus pobladores, la belleza de las mujeres, la charrería, el tequila y la bonanza económica de algunas actividades agrícolas y ganaderas. No hay caos vehicular, ni asaltos en las calles, ni el estrés de las grandes ciudades.
A pesar de eso, en 2013 esta región alteña se sacudió con doce suicidios. Tres de ellos de un tirón, en “los días santos”. Y el año pasado, en el 2014, fueron 31 y 196 en los últimos ocho años.
Según datos nacionales, en el Distrito Federal, 42 personas se quitan la vida cada mes. En Jalisco, son 37 quienes terminan cada mes con su existencia. Pero en la zona de los Altos Sur —que concentra a 350 mil personas en doce municipios—, proporcionalmente hay más suicidios que en todo el país. De acuerdo con la Dirección General de Información en Salud (DGIS), en 2012 la tasa en Jalisco fue de 5.95 suicidios por cada cien mil habitantes, por encima de la nacional que es del 4.5. Sin embargo, en la región alteña fue de 8.8 suicidios por cada cien mil habitantes.
Los periódicos tanto en papel, como los electrónicos o digitales y las revistas, acostumbrados a tratar de forma fugaz las noticias para luego mudar a otras, así como los noticieros de radio y televisión, pronto se olvidaron del tema de los suicidios y ahora al repuntar deberán poner especial atención, pues las cifras en todo el país, más en unos lugares que en otros, volvieron a detonar.
En Jalisco al cierre de 2012 el promedio de edad de los suicidas era de 34 años, y cada vez lo hacen más jóvenes y de hecho es la tendencia en todo México, debido muchas de las veces a la descomposición del tejido social, a la violencia: “Quienes intentan suicidio son ya menores de edad, y eso preocupa porque ya se dio el caso de un niño de siete años que se suicidó. Imagínate a que grado estamos llegando”, relata Azucena Ramos Herrera, jefa del Departamento de Ciencias de la Salud en el CUAltos.
Los expertos temen que se supere la cifra máxima histórica si la tendencia continúa.
EL ¿QUÉ DIRÁN..?
En la región alteña vale mucho el qué dirán y muchos no soportan esa presión. Un joven amaneció colgado en la puerta de la casa de su ex novia. Otro no regresó al trabajo con el auto de la empresa y lo encontraron al siguiente día, pendiendo de un árbol. Una chica de una ranchería prefirió asfixiarse al saberse embarazada de un hombre casado.
Azucena Ramos Herrera señala: “Estamos en un medio donde la situación económica es un factor determinante para el suicidio”.
Algunos que intentaron suicidio, refirieron que en esta región existe una separación muy marcada entre las clases sociales, y se le otorga una importancia excesiva a los bienes materiales. En medio de la excesiva rigidez de las normas sociales y la frivolidad, tener bienes, alcanzar un estatus económico, una sólida posición social, vestir a la moda, pertenecer a una familia de apellido y abolengo, y acatar las buenas costumbres, son requisitos fundamentales para contar con la aprobación de la comunidad.
Y al no tener dicha aprobación, no solo en ese rincón de Jalisco, sino en todo el país, tiene como fatal desenlace el suicidio, que en la mayoría de las veces es una válvula de escape a los problemas antes referidos, si es que así se pueden considerar.
“Mis suegros siempre le decían a mi esposa que soy un pobre diablo, porque no tengo carro, no tengo casa, ando en bicicleta y trabajo en la fábrica. Mi vieja siempre me gritaba, me decía que soy un inútil y que si no hubiera sido porque la embaracé no hubiera tenido la desgracia de casarse conmigo, y mis primos también me decían que no progresaba y no servía, que aprendiera de fulano y zutano que ya traían camioneta. No aguantaba más, por eso lo hice”, dice Juan, quien intentó suicidarse y pide que no se den más detalles para evitar ser estigmatizado.
Ramírez Cervantes explica que quien no alcanza las expectativas sociales está sometido a una fuerte presión colectiva y a la frustración por verse rezagado, pero aclara que el suicidio es un fenómeno multifactorial: “En razón de estar llevando un seguimiento de los suicidios de manera progresiva nos permite detectar algunas constantes, para tratar de reducir factores de riesgo”.
El médico afirma que en uno de los estudios realizado en 2008 por la Secretaría de Salud, el factor de desempleo apareció en más de 50 por ciento de los que se quitaron la vida. Otro aspecto fue la baja escolaridad, pues en promedio, los suicidas habían cursado hasta sexto de primaria o primero de secundaria.
Azucena Ramos Herrera considera preocupante que quienes se suicidan sean jóvenes en plenitud de facultades productivas y que dejan afectados a seis u ocho personas, entre familiares y amigos. Y la situación es más preocupante, porque de acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Salud, a nivel estatal y en Jalisco, por cada suicidio consumado hay ocho personas que lo intentan.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, los trastornos mentales afectan a 20 por ciento de la población que vive en la región de los Altos Sur de Jalisco.
Y el más frecuente es el trastorno mixto de ansiedad y depresión.
Aunque hay algunos esfuerzos de centros de atención psicológica encabezados por sacerdotes, no existe en los Altos una clínica de especialidad, infraestructura o personal capacitado. Y en términos generales la situación es casi la misma en el resto del país y si los hay por cuestiones económicas en la mayoría de los casos no se les da la atención debida.
Hay que poner atención cuando alguien exterioriza y repite sus deseos de morir, pues eso es una señal de alarma. “Desgraciadamente no le tomamos importancia y no dimensionamos que alguien ante una situación de dificultad diga que se quiere morir, pensamos que es un chantaje, pero no es así”. jesusaguirre25@hotmail.es
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