¡La Noche de los 40 Ponches !
Por Domingo Salcido R.
Recopilada por Darío Ogaz–
Aquí tienen ustedes un suceso acaecido en el XXI Campeonato Nacional de Beisbol de Mayores efectuado en la ciudad de Tijuana, Baja California en el año de 1965.
El ígneo fuego de dos brazos centellantes se convirtieron en jueces inclementes, fieros y despiadados que mantuvieron en ebullición el ambiente de aquella noche memorable y sin paralelo en los anales del beisbol y por eso y mil cosas más …¡Caballeros, no se vayan, esto es digno de saberse!. ¡Esto es digno de grabarse y ponerse en lo más alto de Everest beisbolero! Esto es un suceso que se da solo una vez y no vuelve a darse se nunca jamás.
Era la noche del 30 de agosto de 1965, allá en Tijuana, y la bella, y ruidosa y bullangera Tía Juana, estaba vestida de gala con motivo de la celebración del XXI Campeonato Nacional de Beisbol de Mayores. Aquella noche, la Tía Juana se iba a convertir en la mayor fábrica de chocolates que ha visto la historia de la pelota amateur…¡Qué noche la de aquella noche!
Aquella sería una noche de gala rumbosa la que ofrecería su majestad el Rey de los Deportes en el vetusto parque Benito Juárez y, como en la antigua Roma, dos grandes vasallos del Rey: Los Dorados de Chihuahua y Baja California Norte saltaron al diamante a luchar por el triunfo…¡Hasta vencer o morir!. Los Dorados eran considerados un equipo temible, batallador, con gran poderío, fuerza, agresividad, y prestancia.
Aquellos Dorados saltaron al diamante con Otoniel Ríos el cátcher, Ramón Alarcón en la primera, Jesús Casas en la segunda, Maurilio Rodríguez en la tercera, y Samuel Rodríguez en el short stop. Para custodiar los jardines fueron designados: Desiderio Prieto, Cornelio Aranda y Francisco Arturo González. A la lomita de los sustos fue mandado… ¿Saben quién? …¡Miguel Antonio Puente!. ¡Equipazo!
Qué florido y perfumado era el terreno beisbolero de Chihuahua en aquellos tiempos.
Lo que no sabían aquellos Dorados era que serán llevados a lo más profundo y caliente del infierno para recibir una de las chamuscadas más increíbles de la historia de la pelota amateur y de todas las pelotas del mundo. California traía un pitcher mejor digamos un súper pitcher increíble llamado Gabriel, “Gaby” de la Torre, quien iba a brindar la actuación más sublime, estremecedora e inolvidable que jamás de los jamases se haya visto. Esos dos colosos ofrecieron sin remilgo, sin querellas ni reclamos el más cruscante, hermoso e increíble duelo de pitcheo de la historia.
Cuando dio inicio el histórico partido Gaby tenía 18 años y Puente 17 y se trenzaron en un duelo de pitcheo que duró cuatro horas y 10 minutos, se jugaron 16 entradas y California ganó una carrera por cero, Puente lanzó 15 entradas pochando a 26 enemigos y las primeras nueve entradas las lanzó sin jit ni carrera, mientras Gaby de la Torre caminó toda la ruta y fue el triunfador, recibiendo dos miserables jits de piernas, uno de Maurilio Rodríguez y el otro de Ramón Alarcón, regalando una base y santo cielo, ponchó a 40, majestuoso e increíble que cosa más grande la noche de Gaby de la Torre y Puente.
Dice un refrán beisbolero: ‘cuando hay pitcheo se acaba el mundo’. Y aquella noche el pitcheo fue de auténtica locura, fue una avalancha de rocas ígneas achicharrando todo a su paso, cuando se habían jugado las primeras seis entradas completas y Gaby de la Torre se había enfrentado a 18 hombres, había recibido un jit y había ponchado a 17, once de ellos en fila…¡Criminal!.
El récord nacional de ponches para un juego de 9 entradas, era de 16 y Gaby lo había hecho trizas, en solo seis entradas, ¡demente, sublime!… ¡enajenado, excelso!.
Cuando se habían jugado nueve entradas completas la pizarra estaba 0-0 Puente estaba lanzando sin jit ni carrera y había ponchado a 15, mientras Gaby había admitido un jit y tenía ya ¡23 ponches!.
Y así fueron pasando las horas y las entradas y la pizarra no se movía seguía 0-0 y los muertos por la vía del ponche se acumulaban y se acumulaban; Como se acumulaban las nubes en el cielo, los peces en el mar y las gotas de rocío en las flores al amanecer.
Cuando se habían jugado 15 entradas completas el score seguía 0-0, Puente había recibido cuatro jits y había ponchado a 26, mientras que Gaby recibía dos jits y llevaba ¡38 ponches! ¡que carnicería más espantosa!.
Pero como nada es para siempre, como todo tiene un principio y un final, como todo tiene dos puntas, como hasta el amor se acaba, también aquel juego de locura tuvo su final en la entrada 16, Gaby se despachó la apertura de la entrada en tres hombres ponchando a dos de ellos para llegar a ¡40 chocolates!, y ¿Dónde había dejado la pólvora aquel equipazo de los Dorados?.
¿Qué desmontre del infierno se posesionó aquella noche de Gaby de la Torre? ¿Cómo es posible dar 40 ponches en 16 entradas?… Es que en beisbol todo puede suceder.
Llegó el cierre de aquella entrada 16 y también el final del histórico y estrujante partido y la derrota para Puente y los Dorados.
Abrió la tanda por California Víctor Verdugo y ¡Pacatelas! Metió sólida línea de jit al jardín central. El público que llenaba el estadio Benito Juárez se puso de pie aplaudiendo y es que en aquel juego ver corredores en base era una cosa extraña. De pronto se la caseta de los Dorados salió calmadamente una menuda figurita, era el pispirrria Sánchez, manager de Chihuahua, pidió tiempo y caminando sin prisa se encaminó a la lomita de los autos llevando en la mente mil pensamientos. Llegó con Puente y le dio unas palmaditas en la espalda y eso fue todo para el formidable potosino, llegando al relevo Bernardo Moncayo.
Seguía el turno de bateo Gaby de la Torre y se sacrificó para que avanzara a segunda Verdugo, vino a batear Ernesto Delgado y recibió base intencional para poner corredores en segunda y primera con un out, quedando listo el escenario para la polémica jugada que decidiría el histórico partido. Vino al bate Armando Domínguez y sacó un globito, una inocente palomita atrás de la tercera base y el antesalista Maurilio Rodríguez y el short stop Samuel Rodríguez se lanzaron en busca de la pelota que representaba el tercer out, pero dejemos que el propio Samuel Rodríguez sea el que relate la polémica e histórica jugada, y cuenta : “el fildeo de la pelota era más fácil para mí que para Maurilio, porque yo venía buscndo la pelota de más atrás y me coloqué debajo de la pelota sin ningún problema, pero sentí muy cerquita de mi a Maurilio, cuando sentí que la pelota me pegó en la punta de los dedos del guante y cayó al terreno; pero yo estaba fildeando en terreno de foul, como unos dos metros fuera de la línea de ferbol, termina contado Samuel.
Y… ¿Saben lo que pasó después? Pasó lo que nadie esperaba que pasara. El ampayer Hernández Nieto declaró que la jugada estaba en terreno de ferbol y como el corredor estaba en segunda base había salido con el batazo llegó hasta el home con la carrera que daba el triunfo a California 1-0.
Y han pasado los años y muchas lunas y también han florecido muchas veces las lilas y los arrallanes; mientras la bella y bullangera Tía Juana sigue guardando con orgullo y gran celo aquella estremecedora hazaña de pitcheo. No seas egoísta Tía Juana ¡Quédate con todo!, ¡Guárdalo todo!, pero deja que yo conserve en un rincón del alma el recuerdo de la noche, de aquella noche cuando el duelo de pitcheo de Puente y Gaby de la Torre.
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