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Como se dice por ahí: “Hay tiro”…por Luis Villegas

Ni cómo negar que en esos arranques de hociconería que me pierden, digo cada barbaridad que hasta yo —de no ser de un color formal o serio— me sonrojara. Pues bien, por estas páginas desfiló el nombre de Ricardo Anaya —alguna de mis misivas le hizo lo que el viento a Juárez, o séase, nada— de manera no muy comedida, pero eran otras circunstancias; en fin, lo cierto es que ya: precandidato est.

Ahora bien, y dado que “El hubiera”1 no existe, es de Ricardo Anaya de quien debemos pensar que, como abanderado de la Coalición “Por México al Frente”,2 le va a tocar enfrentar, a (¡cha cha cha chán!): el merolico de Andréj Manuel, con las heces de las heces de compañeros de ruta; al Bronco, que de bronco tiene lo burro solamente; y al señoritingo —“El Peje” dixit— de José Antonio Meade.

Dije —no lo escribí pero lo dije— meses atrás que las cosas se iban a poner interesantes si Anaya era capaz de vertebrar una alianza viable, ya lo hizo; si no ocurría un milagro y Andrej Manuel continuaba coleando (“vivo” nunca ha sido) y sí, rozagante y contentote por aquí sigue; si el Bronco juntaba las firmas, ya las juntó (aunque le falten algunos estados);3 y si el PRI, y sus partiditos achichincles, postulaba a Meade y Meade va. ¿Entonces? Como reza el título de estos párrafos y se ha dicho hasta el cansancio: Hay tiro.

De los cuatro, huelga decir que Anaya me parece, por mucho, el mejor: joven, inteligente, preparado, habilidoso y audaz, son las cualidades que, en mi opinión, más destacan en él; con una carrera meteórica, en un tiempo récord, Anaya ha conseguido lo que ha querido y va por más; en estos tiempos de crisis lo único que puede enderezar el barco es un capitán de mirada fresca con bogantes dispuestos a remar en el mismo sentido sin estar de rodillas en calidad de galeotes, con la libertad y la honra secuestradas; demasiado daño le ha hecho a este país el caudillismo como para querer repetir la dosis con un iluminado más y a ese tema iré en breve. Anaya tiene experiencia, no es poca cosa dirigir un partido nacional en México y sus dotes de negociador, vistos los logros conseguidos, tampoco pueden ponerse en duda; además, no hay una sola cosa negativa que pueda decirse de Anaya que no pueda afirmarse de los otros tres.

Andrej Manuel, por mucho que se pretenda lo contrario, no sólo es más de lo mismo: es peor; el morenazo encarna todos los vicios de un sistema vertical y corrupto que se institucionalizó a partir de Cárdenas. La izquierda mexicana, y un grupito de seudointelectuales, siempre han querido ver en el general un hato de virtudes con botas y bigotito; no la amuelen, en él, con él y por él, se consolidó el sistema diseñado por Calles y que funcionaría, con altibajos, los próximos 60 años; las virtudes y maldades que caracterizarían al PRI arrancan en su sexenio y es ahí donde se sientan las bases del México por vivir en las seis décadas posteriores, desde el agrarismo empobrecedor y el sindicalismo “charro” hasta la alianza con el empresariado. No obstante, eso no es lo peor; lo peor es ese aire mesiánico que lo alienta; no sé si se trata de autoengaño, estupidez a secas o de veras se lo cree (hay cada mentecato con ínfulas), pero resulta terrible —y risible— escucharlo decir que sólo por el hecho de llegar él a la Presidencia de México los males se van a acabar como por ensalmo.

Es absurdo creerle cuando afirma que no va a haber funcionarios corruptos porque él no va a serlo. Al margen de si en verdad lo es, o no, lo cierto es que en su administración los hubo, dentro y fuera de ella: desde Carlos Ahumada hasta Gustavo Ponce, pasando por Rene Bejarano; es decir, resulta infantil e ingenuo en exceso asumir que sólo por el acto único de ser investido se va a acabar con la corrupción en el país; a pregunta expresa, directa, de qué va a hacer el 2 de diciembre del 2018, si gana, “con la gente que se roba los ductos de PEMEX y que embosca al Ejército Mexicano”; su respuesta, literal, fue: “El Presidente de México y los funcionarios de PEMEX ya tampoco van a robar”;4 ¿puede haber una respuesta más demagógica, más retórica y más imbécil? No. Definitivamente no. No obstante, Andrés Manuel está arriba en las encuestas con todo y ser el candidato de la izquierda más trasnochada, populista y retrógrada y a pesar de que los candidatos que lo acompañan en su aventura son la hez de la hez (véase el caso del flamante candidato al Senado por Chihuahua), con “El Peje” sí hay tiro.

Con Meade también lo hay; primero, porque se trata de un hombre relativamente joven y preparado, con una vasta experiencia y trayectoria en el servicio público, en tres administraciones distintas, de distinto signo político; segundo, porque, ya lo vimos en Edomex, el aparato del Gobierno federal al completo se apresta a combatir, con todo, en la que promete ser “La Madre de todas las Batallas Electorales”; pese a ello, el desprestigio del PRI pesa, ya lo vimos en Chihuahua, y pesa mucho.

Del Bronco ni hablar; se trata de un candidato que ni fu ni fa; al lado de esos tres tiburones, es un méndigo charalito de ésos que Fox no pudo pescar.

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