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Debido a la escasez pocos baños callejeros en el día de San Juan

DSC00714Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)-

Delicias.- Los baños callejeros a punta de cubeta o con globos, que hace algunos años era toda una tradición cuando se celebraba el 24 de junio, Día de San Juan, han pasado a formar parte de la historia, más sin embargo formaron recuerdos de una niñez muy sana, coincidieron a quienes les tocó vivir esa época que vino a acabarse cuando empezó a multarse a todos aquellos que tiraban agua; en contraparte las iglesias de la región fueron visitadas desde temprana hora al festejarse el nacimiento de San Juan El Bautista, antecesor de Jesús.

Don Antonio, vecino del sector Sur, dijo que antes eran otros tiempos, no había tanta maldad y los niños se divertían mojándose en aquellos años, pero las costumbres cambian y estas se las lleva el tiempo hasta desaparecerlas.

Por su parte doña Alicia, ama de casa entrada en años dijo que antes había la creencia de que el que se bañaba este día le crecía el pelo.

Pero el 24 de junio también es una fiesta religiosa en donde se celebra el nacimiento de Juan Bautista, antecesor de Jesús.

SAN JUAN BAUTISTA

San Juan Bautista o San Juan El Bautista, fue el precursor de Nuestro Señor Jesucristo. En esta misión se entrega totalmente viviendo en penitencia, austeridad, y celo por las almas. Pasó a la historia por su extrema valentía, su ascetismo, su pureza y su ejemplar obediencia a las leyes divinas. Miembro de la Sagrada Familia por ser primo del Dios hecho Hombre. Bautizó a Jesús en el Jordán. Fue el último y más grande de los profetas.

Juan El Bautista es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento.
San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo (del 24 de junio en seis meses – el 24 de diciembre – estaremos celebrando el nacimiento de nuestro Redentor, Jesús).

El capítulo primero del evangelio de San Lucas, según las escrituras, nos cuenta de la siguiente manera el nacimiento de Juan:

Zacarías era un sacerdote judío que estaba casado con Santa Isabel, y no tenían hijos porque ella era estéril. Siendo ya viejos, un día cuando estaba él en el Templo, se le apareció un ángel de pie a la derecha del altar.

Al verlo se asustó, mas el ángel le dijo: “No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios”.

Pero Zacarías respondió al ángel: “¿Cómo podré asegurarme que eso es verdad, pues mi mujer ya es vieja y yo también?”.
El ángel le dijo: “Yo soy Gabriel, que asisto al trono de Dios, de quien he sido enviado a traerte esta nueva. Mas por cuanto tú no has dado crédito a mis palabras, quedarás mudo y no volverás a hablar hasta que todo esto se cumpla”.

Seis meses después, el mismo ángel se apareció a la Santísima Virgen comunicándole que iba a ser Madre del Hijo de Dios, y también le dio la noticia del embarazo de su prima Isabel.
Llena de gozo corrió a ponerse a disposición de su prima para ayudarle en aquellos momentos. Y habiendo entrado en su casa la saludó. En aquel momento, el niño Juan saltó de alegría en el vientre de su madre, porque acababa de recibir la gracia del Espíritu Santo al contacto del Hijo de Dios que estaba en el vientre de la Virgen.

También Santa Isabel se sintió llena del Espíritu Santo y, con espíritu profético, exclamó: “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde me viene a mí tanta dicha de que la Madre de mi Señor venga a verme? Pues en ese instante que la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura que hay en mi vientre se puso a dar saltos de júbilo. ¡Oh, bienaventurada eres Tú que has creído! Porque sin falta se cumplirán todas las cosas que se te han dicho de parte del Señor”. Y permaneció la Virgen en casa de su prima aproximadamente tres meses; hasta que nació San Juan.

De la infancia de San Juan nada sabemos. Tal vez, siendo aún un muchacho y huérfano de padres, huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque el contacto con la naturaleza le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más a la penitencia y a la oración. jesusaguirre25@hotmail.com

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