Home » Chihuahua Capital » Recuerda Patricio Barrera atentado contra su vida a 11 años de distancia

Recuerda Patricio Barrera atentado contra su vida a 11 años de distancia

sam_3013Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)—

Delicias, Chih.- “Fue un milagro haberme salvado, pero para que esto se diera fue necesario el conducto de enfermeras y doctores que me atendieron y mi gran fe en Dios y la Virgen de Guadalupe, pues soy una persona sumamente católica”, dijo Patricio Barrera Juárez a 11 años de haber sufrido un atentado contra su vida, la madrugada del 22 de septiembre de 2005, cuando recibió 14 balazos de AK-47, de las armas conocidas como “Cuerno de Chivo” en su cuerpo.

Lo que pasó hace 11 años lo ha analizado a la distancia, ya que dijo “se debía promover que las autoridades hagan lo que les corresponde, ya que el Estado y el Municipio pasaron una crisis tremenda por la inseguridad y se necesita que se retomen los valores”, dijo Barrera Juárez.

Barrera Juárez, quien en aquel entonces era subcomandante de la policía municipal de Meoqui, y hoy titular de la Coordinadora Municipal de Protección Civil de Delicias, casi a punto de cumplir seis años en el cargo, dijo que esto no fue en vano ya que a raíz de ello en el 2006 se le dio un reconocimiento en los Estados Unidos por parte de 24 periódicos de habla hispana como “El Mejor Policía de Latinoamérica”.

Hoy a 11 años de distancia dice que se les debe de dar su valor a los verdaderos policías y no a los que andan por ahí haciendo otras cosas, pero al cumplirse 11 años del atentado disfruta las cosas buenas de la vida, como tomarse un vaso de agua fresca, estar al lado de sus seres queridos y hacer lo que tanto le gusta, como lo es su trabajo.

Se toma el mentón, levanta la mirada al cielo y empieza a contar aquel trágico día.

Menciona que “aquella situación se dio debido a la exigencia de la sociedad meoquense. Yo quiero agradecerle a Dios, que siempre ha estado presente conmigo. También a mucha gente que estuvo a mi lado y a mi familia”.

Recuerda que eran alrededor de las dos de la mañana del viernes 22 de septiembre de 2005 cuando a la altura de la capilla de San Judas Tadeo, poco antes de llegar al entronque para la colonia Terrazas, la quietud de la madrugada se vio quebrantada por un auto que se emparejó al Tsuru blanco y sin rotular que conducía él (Patricio Barrera Juárez), quien iba acompañado del oficial Ramón Aguirre Carbajal, quien ahora se dedica a la venta de periódicos, ya sin nada que ver con la policía, muy tranquilo.

Cuenta Barrera Juárez que era un día normal, como cualquier otro al terminar sus labores, pero ese día después de haber realizado varios operativos se dirigían a casa en Delicias, cuando del otro auto que se les emparejó empezaron a gritarle: “¡Te va a cargar la chingada!”.

Del auto que se les emparejó y en el que viajaban cuatro hombres, dos empezaron a dispararles. “El primer impacto lo sentí en la cabeza cerca del oído derecho y me di cuenta que me habían herido al llenarse completamente de sangre el vidrio frontal, el parabrisas, y sentí calientito, además de que al llevarme la mano al oído este lo tenía lleno de sangre”, narra el exsubdirector y después director de la DGSPM de Meoqui.

Recuerda que todavía no existían los camellones de enmedio de la carretera que en ese entonces era de cuatro carriles.

Continuaban los disparos hacia él y su acompañante del otro auto. La desesperación se apoderó de él y de Ramón Aguirre, su acompañante. “Empecé a girar el auto y se escucharon otras ráfagas. Yo solo vi un solo vehículo aunque dijeron que eran dos. Iban cuatro a bordo, dos de los cuales iban disparando por las ventanas. Iba acompañado del oficial Ramón Aguirre Carbajal y no íbamos armados, solo nos acompañaba nuestra gran fe y no nos quedó otra que encomendarnos a Dios, pues las armas se las habíamos dejado al personal, ya que en aquel entonces había poco armamento en la policía de Meoqui”, agrega Barrera Juárez.

Y hoy a 11 años de distancia menciona que está mal eso de que los agentes dejen las armas a cargo, ya que también tienen familia que cuidar y a la que se deben y necesitan llegar con bien a donde son esperados por sus seres queridos.

Puntualiza que al dejar de girar el vehículo en el que viajaban él y el oficial Aguirre Carbajal, se bajó para parapetarse entre los arbustos y la vegetación del lugar, pero cuando ya estaba abajo y se dirigía hacia los matorrales, sintió otra descarga en la espalda.

Su vida y la de su acompañante estaban en peligro y eso lo tenían muy presente. Y no tenían de otra, más que encomendarse al Creador, pues no tenían ninguna arma.

– “Me regresé al vehículo por el radio para pedir apoyo a la Central y al llegar al carro me apoyo en la parte de atrás y ahí volví a recibir otra descarga”, narra Barrera, mientras se acomoda en la silla y se toma de la barbilla para continuar recordando.

Menciona que en el lugar de los hechos se recogieron 85 casquillos de diversos calibres y el vehículo Tsuru blanco en el que viajaban él y el oficial Ramón Aguirre Carbajal se le encontraron 79 impactos y a él los médicos le encontraron 14 en su cuerpo. Y gracias a Dios, hoy, después de 11 años, vive para contarlo, encontrándose trabajando en lo que tanto le gusta, como es la seguridad, aunque ahora y por segunda administración consecutiva, al frente de la Coordinadora Municipal de Protección Civil.

Al pararse el vehículo dijo que se apoyó en este y los agresores se fueron, luego llegó Efraín Alvarado, entonces comandante operativo y hoy director de la DSPM de Meoqui y cuando llegó así herido y con los 14 balazos en su cuerpo solo se subió al vehículo que lo trasladaría al hospital del IMSS (HGZ No. 11), luego de decirle que lo llevara a recibir atención médica.

“Yo mismo me bajé de la patrulla para que me colocaran en una camilla y les di a los médico el número del celular para que le hablaran a mi hermano. Me rompieron el uniforme para darme atención médica y los que se encontraban de servicio en el hospital se quedaron con el ojo cuadrado”.

Lo cierto es que Barrera Juárez siempre mostró mucha fortaleza para salir adelante.

Destaca el entrevistado que se encontraba de guardia el doctor José Luis Galicia en el IMSS y lo operaron esa misma madrugada. Duró varios días en terapia intensiva, ahí meditando, y durante su convalecencia, luego presentó un cuadro de infección muy fuerte y como no tenían en Delicias el equipo adecuado para su atención, luego de una semana, fue trasladado a la ciudad de Chihuahua donde fue atendido en el hospital CIMA.

En sus días que estuvo en el hospital fue resguardado el nosocomio por agentes de la desaparecida Cipol (Cuerpo de Inteligencia Pöliciaca), Policía Municipal de Delicias y Meoqui, y Policía Ministerial.

El día de la agresión, dijo Patricio Barrera Juárez, lo que hizo fue tratar de protegerse. “Yo iba manejando y a Ramón le dieron tres disparos, pero como iba en el asiento del copiloto hacia la guantera se metió debajo, se hizo bolita”.

NOMÁS SE VEÍA QUE SALÍA LUMBRE DEL OTRO CARRO

Después él se bajó y les gritaba no recuerdo que cosas. Del carro que se nos emparejó solo se veía que salía lumbre, pues a pesar de que había luna, la luz era muy tenue”, subraya el excomandante de Meoqui.

“Después a Chihuahua fui escoltado por la Policía Municipal de Meoqui, de Delicias, Ministerial y había gente esperando en la carretera. Yo iba viendo por la ventanilla, pues iba consciente y a través del vidrio veía a la gente con el pulgar hacia arriba como diciéndome que le echara ganas y eso es algo que no puedo olvidar, ni nunca olvidaré, mientras viva”, asegura Barrera Juárez.

Siempre estuvieron respaldándolo amigos.

“CICATRICES Y SECUELAS FÍSICAS SON COMO MEDALLAS”

Destaca que secuelas físicas tras el atentado tuvo muchas cicatrices, que “son como medallas que trae uno y que no cualquiera las puede portar, ya que dichas heridas de bala primero que nada le afectaron el pulmón, el riñón, el baso, costillas que prácticamente se las hicieron pedacitos.

También el brazo derecho selo dejaron en aquel entonces muy afectado, al igual que el oído del lado derecho.

“También el baso me lo cambiaron por una taza”, dice a manera de broma, con muy buen humor.

Destaca el entrevistado que toda su formación la basa en los valores y los principios que uno trae y “no se aprenden en ninguna escuela o Academia de Policía, sino en la familia y es eso lo que debemos retomar, pues hoy en día tanta cosa que hay, que no nos asusta nada”.

MAS QUE MIEDO SINTIÓ IMPOTENCIA POR NO TRAER UN ARMA

Destaca el entonces subdirector de Seguridad Pública de Meoqui, que cuando se dio el ataque por parte de sus agresores aquella madrugada del viernes 22 de septiembre de 2005, hace exactamente 11 años, no sintió miedo, más bien impotencia y coraje, al no traer consigo ninguna arma. Por tal motivo sólo se limitó a alzar la cabeza y la mirada al cielo, para disponerse a decir “¡Dios mío, ayúdame!”, pues se declara muy católico y guadalupano.

Este jueves 22 de septiembre de 2016 se cumplieron 11 años de aquel día en que no iba armado, ya que faltaba mucho armamento y las armas a su cargo se las dejó para su seguridad al personal que estaba laborando.

Agradece por siempre a Dios por haberlo salvado y encontrarse platicando, recordando aquel ataque que por poco lo manda al otro mundo.

Narra que desde que recibió el primer impacto debieron pasar unos cinco minutos hasta que sus agresores se dieron a la fuga.

Agrega: “Ramón (Aguirre Carbajal, su acompañante) gritaba muchas cosas y de los 14 impactos de bala que recibí todavía tengo como cuatro o cinco y me los van a dejar ahí, según me dijeron los médicos”, menciona mientras muestra un brazo y un costado de su cuerpo, donde las marcas de las balas son más que evidentes y las huellas de las cirugías que le practicaron.

Cree que su agresión se debió a que en ese año en que sufrió el atentado contra su vida se realizaban en Meoqui operativos contra el narcomenudeo y como se pasaron algunos nombres y fotografías a algunos medios de comunicación, pues a lo mejor eso motivó a que lo siguieran como endemoniados y lo rociaran de plomo.

UN PIE EN UN JABÓN Y OTRO EN EL HOYO DEL PANTEÓN

Después del cuadro infeccioso que presentó, narra Barrera Juárez que fue a parar al hospital CIMA de la capital del estado donde lo volvió a operar el doctor Iglesias, quien le comentó: “Llegas con un pie en un jabón y el otro en un hoyo de panteón”.

“Yo sabía, lo tenía presente que mi estado de salud era muy delicado y no dejaba de encomendarme a Dios”, agrega Barrera.

Asegura el entrevistado que al Hospital Cima llegó con un 2 % de posibilidades de vida debido a que traía infección en la caja toráxica, un cuadro de desnutrición, y otro de anemia, y después de eso tuvo 16 intervenciones quirúrgicas.

VIO A LA VIRGEN DE GUADALUPE ENMEDIO DE MUCHAS LUCES

Mostrando las heridas de su cuerpo menciona: “Me quitaron el bazo y me pusieron una taza (risas) ya no puedo comer cosas grasosas, dos costillas del lado izquierdo que estaban pulverizadas y tenía perforado un pulmón. Y cuando estaba solo en el Cima, con los brazos atados para que no me moviera, con mi gran fe, oraciones de la familia y de mi madre que se mantenía con la Biblia en la mano, vi a la Virgen de Guadalupe enmedio de muchas luces y otra muy resplandeciente, para que después los médicos dijeran que la había librado”.

UN HOMBRE DE GRAN FORTALEZA

Después de este atentado contra Patricio Barrera Juárez, verlo de pie, sonriente, y aún trabajando, aunque ya no en la policía, sino en la Coordinadora Municipal de Protección Civil, donde Mario Mata Carrasco le dio la oportunidad y luego Jaime Beltrán del Río lo ratificó, para tener en el cargo ya casi seis años, nadie se puede imaginar que recibió 14 descargas de AK-47 la madrugada del 22 de septiembre del 2005, hace ya once años.

Su fortaleza física se hace evidente luego de haber recibido 14 impactos de bala calibre 7.62, ya que prácticamente volvió a nacer y a raíz de ese atentado se le conoce como el “traga balas” de Meoqui.

Quien se quedó recientemente como comandante de la dirección, tras la salida de Sergio Martínez, Efraín Alvarado, en aquel entonces, “fue quien me trasladó a la Clínica 11 del IMSS”.

Resaltó que una de las mejores opciones para dirigir la DSPM de Meoqui, es él.

Al consultar a Patricio Barrera Juárez si se le diera la oportunidad de volver a ser director de Seguridad Pública en Meoqui aceptaría o tiene miedo, dijo simplemente:

-“Mire…Yo creo que hay ciclos en la vida. El ciclo ya está cerrado y yo ya hice lo que se me encomendó en su momento. Hay que darle el espacio a gente que tenga nuevas ideas y no tenga compromisos para que haga bien su trabajo, ya que la sociedad exige resultados en seguridad, más que obras de relumbrón, ya que lo que importa son nuestros hijos y patrimonio”, mencionó Barrera Juárez.

Para finalizar dijo que “el miedo es nuestra responsabilidad. Si no tuviera familia si le entraba . No puedo exponer a mi familia a esos riesgos si realmente se quieren enderezar las cosas”.

Al cumplirse once años de su atentado Barrera Juárez dijo que este jueves 22 de septiembre en la mañana le dio gracias a Dios por lo que pasó por el atentado y que lo valores como la gente que te rodea.

“Se aprende a valorar la vida y a disfrutar y valorar la vida hasta disfrutar del calor, viento, lluvia y por eso hay que darle gracias a Dios”.

Este día a los once años del atentado contra su vida dijo que oró tanto en su casa, como en su oficina de Protección Civil Delicias.

Dijo que ante todo esto lo que él quisiera es que cambiaran las cosas, pues se está en este mundo para servirle a la gente y apasionarse con lo que uno hace. jesusaguirre25@hotmail.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *