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Ganó Francisco Guzmán IV edición de la San Silvestre

*Dominó el panorama estatal en los 70s y parte de los 80s.

*Representó tanto los colores de la UACh, como los de la UACJ

 Francisco Guzman Álvarez

Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)—

Delicias, Chih.- Isidro Francisco “Tren” Guzmán Álvarez, también conocido como “El Expreso de Analco”, duranguense avecindado en Ciudad Juárez desde hace ya muchos años, y considerado juarense por adopción, donde incluso se encuentra entronizado en el Salón de la Fama del Deporte de Ciudad Juárez, en los 70s y 80s no había quien le ganara en las pedestres y en la San Silvestre de Delicias-Rosales no fue la excepción, donde tiene inscrito su nombre, al haber ganado la cuarta edición de 1978.

Conocido también como “Panchito”, señala que dicen por ahí que recordar es vivir o en esto caso volver a vivir aquellos tiempos idos y en el deporte no es la excepción, al hacer una remembranza de la rivalidad deportiva entre él y su compadre Porfirio Huerta Maldonado, mejor conocido como Pilo o “El Coyote”, nativo de Jiménez, Chihuahua.

Vamos a remontarnos al lejano año de 1976 en un Campeonato Estatal de Campo Traviesa desarrollado en Ciudad Juárez, Chihuahua y en donde el “Expreso de Analco” Isidro Francisco Guzmán Álvarez derrotaba por enésima vez, al que después con el tiempo se convirtió en su compadre.

Era una época en el que no había “Mercenarios del deporte”, de esos que participaban en las carreras pedestres por una lana como hoy los hay muchos, menciona el propio Guzmán.

Antes eran puros trofeos. “Y si en aquella época dieran dinero ahorita sería rico”, dijo Guzmán, quien ahora ya no se carga ese greñero de miedo que se hizo famoso por pistas, estadios, calles y pueblos a lo largo y ancho no sólo de de nuestro querido Estado Grande de Chihuahua, sino en el sur de los Estados Unidos, donde no había quien le ganara.

Ahora el que esto escribe, a manera de cariño, quizá por la gran amistad que los une, le dice “Tres Pelos”, ya se imaginarán por qué, pues ahora solo se le ve la frente ancha ancha.

No había quien le ganara al nativo de Analco, Durango, pero avecindado en Ciudad Juárez, por los rumbos de Pie de Casa Granjero y quien ahora ya tiene tres hijos: Panchillo, Kike y Ángel, al lado de su esposa Mary. Se encuentra jubilado de su querida Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), donde trabajó muchos años, principalmente en el área de Comunicación Social.

Guzmán Álvarez figuró en todo lo alto de los podios muchísimas veces, lo que le valió ser entronizado en el Salón de la Fama del Deporte de Ciudad Juárez y ya tiene a toda honra apartado su lugar y su placa conmemorativa en el también llamado Nicho de los inmortales.

En 1978 cuando ganó la IV Edición de la San Silvestre figuraban Baltasar Morales e Isauro Chávez, entre otros destacados corredores de la entidad, además de su compadre Porfirio Huerta Maldonado, conocido como “Pilo” o “El Coyote”.

Una lesión cuando entrenaba en el cerro lo orilló a retirarse del deporte de sus amores.

Como ya se dijo, ganó en 1978 la tradicional Carrera Pedestre de San Silvestre Delicias, donde su compadre Pilo Huerta tiene el récord de más participaciones. Y muchísimas carreras como la de Molduras de Pino de Chihuahua, entre otras.

Defendió Guzmán Álvarez los colores de la UACh (como aquí en esta desempolvada foto, de donde salieron cucarachas, arañas, y un que otro grillo) y de la UACJ, dominó como él solo los 5 y 10 mil metros y otras distancias entre estas dos. E incluso fue llamado a integrar la selección nacional.

Francisco “Tren” Guzmán un ícono del atletismo chihuahuense, que bien merece estar en el Salón de la Fama del Deporte Chihuahuense, y “la Revolución no le ha hecho justicia”, llegó a imponerse a lo mejor del estado, como Baltasar Morales, a Pilo Huerta, al mismo Leopoldo López Baca, quien más tarde ganaría la San Silvestre tres veces (en 1985, 1987 y 1989).

Y honor a quien honor merece. Ya que tardarán muchos años para que vuelva a surgir un atleta en la entidad de sus características, con unos pulmones de acero. Y esa melena al aire que se hizo famosa y su dueño aún añora, aunque sea unos mechones, para cubrir lo que el tiempo se llevó.

En tantas y tantas pláticas de amistad, Isidro Francisco Guzmán Álvarez, a quien también se le conoce como “El Tren”, dijo que desde joven el deporte del atletismo lo atrapó para convertirse en uno de los mejores atletas no sólo del estado de Chihuahua, sino a nivel nacional.

Sus logros en tantas carreras disputadas en las calles, le valieron para que fuera electo como el Deportista del Año en Ciudad Juárez en 1974.

Destaca que corrió en casi toda la República Mexicana, y casi todo el sur de los Estados Unidos, por lo que está muy agradecido con el atletismo ya que eso le valió para conocer mucha gente que nunca imaginó.

Recuerda que sus inicios en este deporte de la velocidad le cambió la vida a Guzmán, pues comenzó su carrera alrededor de los 14 años cuando ya comenzaba a trotar en su natal Durango.

Aseguró que en el barrio donde vivía en su natal Durango había clubes de corredores de los mejores de ese estado, iniciándose en este deporte combinando sus estudios y el trabajo.

También tuvo relación con los medios de comunicación y recuerda que comenzó a trabajar en el Periódico Sol de Durango, donde como ayudante estaba en el área de la maquinaria donde se imprimían los ejemplares que salían diariamente. Y ya en Ciudad Juárez trabajó en el desaparecido Fronterizo y en el Canal 5.

Con tristeza el ex corredor comenta que logró sobreponerse desde muy pequeño a la muerte de su padre cuando vivía en Durango en donde pasó parte de su infancia con sus otros siete hermanos, y no fue sino hasta los 18 años de edad cuando llegó junto con su familia a Ciudad Juárez, lugar en el que hasta la fecha reside y donde terminó sus estudios como licenciado en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), en la generación 1979–1983. Y con orgullo recuerda que fue de los primeros en graduarse de Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UACh.

Recuerda que su hermana se vino a vivir a Ciudad Juárez y ya que se encontraba bien instalada, después llegó el resto de la familia, pues eran ocho hermanos, y tenían que trabajar porque eran de bajos recursos económicos, por lo que siempre su vida ha estado ligada al trabajo y a la lucha diaria.

“Algunos se quedaron en la orilla en los estudios, mi hermano es ingeniero y yo soy licenciado en Comunicación”, dice con orgullo.

Después de haber trabajado como encargado de las instalaciones universitarias de la UACJ, a cargo del Gimnasio Universitario, el CCU, el estadio Benito Juárez, el Centro Acuático, entre otras instalaciones, “Panchito”, como también es conocido, pasó más tarde a las oficinas de la nueva Rectoría de la máxima casa de estudios de la considerada mejor frontera de México, en donde se desempeñaba como reportero en el departamento de Comunicación Social.

Finalmente terminó su carrera laboral en la UACJ en el área de Comunicación Social, donde dejó grandes amigos.

En la UACJ trabajó más de 20 años, y tanto su trabajo como el atletismo y su vida como profesionista, le han dado muchas satisfacciones y de ahí ha salido para mantener a su familia, integrada por tres hijos que procreó con Mary.

Luego de que fuera Deportista del Año de Ciudad Juárez en 1974, 18 años más tarde, en 1992 ingresaría al Salón de la Fama del Deportista Juarense.

EN EL ATLETISMO DESDE LA SECUNDARIA

Guzmán Álvarez recuerda que el atletismo siempre estuvo en su mente ya que desde que cursaba la secundaria en la escuela “Benito Juárez”, de su natal Durango siempre destacó ante todos por su gran velocidad, lo que molestaba a muchos de sus rivales deportivos.

Dice que le gustaba mucho correr y el atletismo le exigía muchos sacrificios, como dejar fiestas, llevar una dieta sana, pero luego al hacer un balance de su vida y lo que le dejó el atletismo está agradecido con la vida.

ENTRENABA EL SOLO, Y NO TUVO ENTRENADOR

A pesar que desde muy joven comenzó a brillar en eventos estatales y nacionales donde sumaría más de 200 carreras y 400 trofeos y un gran número de preseas, Panchito Guzmán asegura que nunca tuvo entrenador y todo lo hacía él solo saliéndose a correr a terreno abierto, ya que en aquellos años no se tenían los recursos para ello, y cada quien debía cuidar su alimentación y sus entrenamientos.

Dice que su entrega al atletismo era en cuerpo y alma, ya que en aquel entonces trabajaba los 365 días del año, pues se contaba con un gran número de carreras de calle y tenía que sacrificar estar de fiesta por el deporte, saliendo disgustado algunas de las veces por eso con sus amigos.

En sus inicios en Ciudad Juárez trabajó en una empresa maderera integrándose a formar parte del equipo de atletismo, gracias a que el dueño apoyaba el deporte local.

Recuerda Guzmán Álvarez que al dueño de la empresa le gustaba apoyar al deporte local, pues además de contar con el equipo de atletismo, se tenía también el equipo de beisbol.

SU LLEGADA A LA UACH

Más tarde se le abrieron las puertas a la gloria tras enrolarse en el equipo de atletismo de la máxima casa de estudios de la entidad, la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), donde comenzaría a destacar como atleta.

Recuerda Panchito que representó con gran orgullo a la UACh y siempre daba todo para ganar, ya que en el año de 1979 logró adueñarse de los primeros lugares en eventos estudiantiles en las pruebas de 5 y 10 mil metros, que por mucho siempre fueron las pruebas que más dominó.

Más tarde, en el año de 1980 en el Campeonato Nacional de Campo Traviesa, que se efectuó en Zacatecas, Guzmán Álvarez quedó en segundo lugar y a 37 años de esa medalla de plata recuerda que la altura y la dificultad de la carrera lo hicieron valorar todos sus esfuerzos de niño cuando sufrió de hambres y de la falta de oportunidades.

Dice que esa competencia en Zacatecas es la que recuerda con más afecto, ya que debido a la altura que se tenía en ese momento en sus entrenamientos previos tenía que escalar para subir al Cerro Bola donde comenzaba a lastimarse de la columna, lesión que más adelante, en plena madurez deportiva y cuando contaba con 28 años de edad, tuvo que retirarse.

TAMBIÉN DEFENDIÓ A LOS INDIOS DE LA UACJ

Recuerda Guzmán Álvarez que antes de sumarse a las filas de la Universidad Autónoma de Chihuahua como estudiante y atleta, llegó a la UACJ para formar parte del equipo de atletismo en los años comprendidos entre 1975 y 1978.

Dice que representó por tres años a la UACJ, cuando no había problema que fuera de la UACh, lo que hoy en día no es posible. Y vivió de cerca los inicios como institución de la UACJ, lo que en todos los aspectos es algo que lo llena de felicidad y orgullo, ya que siempre quiso ser atleta y tener alguna profesión

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