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Colorantes naturales, una alternativa para proteger el medio ambiente…por Samia

Últimamente se han desarrollado nuevos pigmentos a partir de flores de bugambilia y clorofila de las plantas, altamente resistentes y estables, no-tóxicos, que podrían ser útiles en las industrias farmacéutica, cosmética, de alimentos y textil, para sustituir a los que son dañinos para el ambiente y la salud.

El proceso químico empleado por los antiguos mayas para obtener el pigmento presente en murales y códices, el azul maya, que ha resistido el paso del tiempo y las condiciones meteorológicas, ha servido de inspiración para este trabajo.

En los procesos se extraen los pigmentos de esas flores y de las plantas, que se caracterizan por tener un componente orgánico y otro inorgánico, lo cual ante un panorama de problemas ecológicos, resulta muy importante.

La bugambilia, en el momento que se seca, pierde el color, esto ocurre porque el pigmento reacciona con el aire y se oxida. Es lo mismo que sucede si las hojas de los árboles se vuelven rojas en el otoño y se pueden ver los carotenos que antes opacaban la clorofila. Lo importante es retener el color con la extracción de las moléculas que le dan color a la flor (cromóforos) y la inmovilización en una red cristalina de un material inorgánico. Se han probado varios materiales, en los que se alteró su acidez y se modificó la porosidad y composición, hasta descubrir que la alúmina, que no es más que un óxido de aluminio, es el idóneo.

Los colorantes, se retienen por interacciones entre las partes polares del cromóforo y de la matriz inorgánica. Posteriormente se identifican las combinaciones exitosas.

Con el uso de la bugambilia se obtiene infinidad de tonalidades: una sola molécula orgánica puede dar desde el amarillo hasta el púrpura y pasar por el azul, según la acidez de la matriz.

El color que se obtiene depende de la interacción de la molécula y el sustrato en que se amarra; ese enlace se produce por fuerzas electroestáticas, dadas por la polaridad.

En cuanto a la clorofila se trabaja con un componente llamado clorofilina, manteniéndolo en la hidrotalcita, que es un componente básico, constituido sobre todo de aluminio, magnesio, oxígeno e hidrógeno, que se suele usar para tratar problemas digestivos.

La clorofilina, es una molécula un poco más pequeña que la clorofila, al inmovilizarse permite hacer todos los experimentos que reproduzcan la fotosíntesis, el proceso más eficaz existente en la naturaleza de procesamiento de la energía.

Los colores inmovilizados se pueden utilizar para dar más versatilidad a pigmentos que se emplean en la industria cosmética. Aquí se utiliza un núcleo de una matriz inorgánica, rodeado de las moléculas que dan color, con un recubrimiento de otro material inorgánico que brinda la textura.

Esto evitaría el uso colorantes de tipo azoico, producidos en la industria textil, muy contaminantes e, incluso, cancerígenos. En todos los casos, los pigmentos son de menor costo que los convencionales porque sus materiales son baratos, abundantes y estables, además de fáciles de sintetizar.

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