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Cuando…por Rafael Velazquez Ramírez

CUANDO…

(¿On`toy?)

RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ

(ONASSIS)

Cuando el inteligente lector y la bella y despistada lectorcita sientan lo que sigue, inevitablemente ya estará encima:

Cuando sienta que le resulta imposible abrir los ojos y absolutamente todo el ambiente que le rodea huele a caño, y que su oído se encuentra hipersensible…

Cuando los dolores en su espalda sean insoportables, como si le hubieran aplicado un masaje capaz de desollar a un atleta olímpico, y tenga las rodillas enamoradas, es decir viéndose una a la otra…

Cuando su propio aliento lo invite  beberse uno o dos litros de drano y su sentido del gusto esté más perdido que el rumbo del actual y ya casi (a Dios gracias), finiquitado sexenio…

Cuando al mirar a su amada familia no encuentre algún recuerdo de ellos y esté a punto de hacer una fiesta por haberles abandonado en alguna isla desierta…

Cuando su sentido de la vista se encuentre hiper, mega, archi, recontra, súper fotosensible y las lagañas le sirvan a sus ojitos como salvadoras cortinas…

Cuando su sentido del tacto se encuentre tan alterado e insensible, que no reconoce entre el papel sanitario y la lija del diez  y su pulso esté tan dislocado que va a ser necesario que utilice un mapa, para limpiarse la nariz y otras partes que el pudor calla y la ley de imprenta prohíbe reproducir, pero que son mucho más importante que darle higiene que a los moquitos…

Cuando pruebe los manjares más exquisitos y compruebe que saben apuro cartón mascado y aquello que trasiegue no taladre la gruesa costra, que hoy vive y reina tanto en su lengua como en su paladar…

Cuando las sístoles y diástoles de su corazoncito hagan pausas tan largas, como las que ponen para pasar los comerciales en las películas de Pedro infante, y el píloro ya no le responda obligándolo a deponer con execrable asiduidad…

Cuando los olores circundantes, y sobre todo sus propios efluvios, le hagan olvidar absolutamente todas las reglas y normas de urbanidad y salga cual desahogo de pollino a buscar el rinconcito menos contaminado de su sacrosanto hogar, y se dé cuenta de que absolutamente todo su entorno se encuentra plagado del mismo acre y acedo perfume…

Cuando, casi como magia, se dé cuenta de que el hígado SI existe  y que lo que le decían de la bilis verde y pastosa era la pura neta…

Cuando sus esfínteres estén cual 060, es decir que no responden, y los accidentes que esto provoca se vuelven una rutina, una cotidianeidad y una verdadera lata…

Cuando su lecho, antes mullido y acogedor, se convierta en una cama de piedra y la cabecera también…

Cuando a donde vuelva su mirada pueda descubrir que tanto los elefantes rosas, como los cocodrilos azules y los enanos verdes, pueden subir corriendo por las paredes dejando hechos un asco sus adorables tapices…

Cuando descubra que su cartera se encuentra más limpia y oxigenada que antes de que recibiera el aguinaldo, y que su refrigerador está más vacío que una tumba violada y con idéntico aroma…

Cuando salga de su casa buscando el azul del cielo y sólo vea, además del penacho que nos regala el Duraplay (en Parral) y la termoeléctrica (en delicias), la negrura de la tempestad que se avecina…

Cuando intente subir a su coche y se dé cuenta de que no puede ponerlo en marcha, y no solo por falta de puntería si no por no poder doblar las rodillas…

Entonces sabrá que ya se encuentra viviendo en el año nuevo, ya sabe el 2012. Y que la fiesta estuvo increíble, lástima que usted no la disfrutó porque se puso como chango con ataques…Pero no se apure, se puede desquitar cuando parta la Rosca de Reyes…

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

De todo corazón, Rafael Velázquez Ramírez (Onassis)

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