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Fraude…por Samia


Ante el resultado de las elecciones 2012 en México, que señalaron como triunfador a EPN, dirigentes del PRD, exigen de nueva cuenta como hace seis años el recuento de los votos, alegando fraude electoral. Asimismo, la sociedad civil, se manifiesta inconforme ante las cifras arrojadas por el IFE y apoya la exigencia de AMLO.

El recuento confirma como nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos a EPN y viene la decepción. Existieron muchas denuncias y reportes acerca de  diversas irregularidades durante las votaciones, sobresaliendo que las boletas eran insuficientes en las casillas especiales, muchos funcionarios de casilla estuvieron registrando votantes con credenciales vencidas y  muchas planillas de resultados en el conteo preliminar fueron alteradas, esto solo por mencionar solo algunas.

A estas alturas, lo decepcionante no viene a ser tanto quien llego al poder, sino la manera de hacerlo, pues van saliendo a la luz, las historias y anécdotas en cuanto a la compra de votos, cuya veracidad no es nada cuestionable dado que la corrupción se puede respirar,  se nos deja ver que la idea de nuevo PRI es solo una fantasía y que desafortunadamente nuestras instituciones siguen siendo prostituibles y por lo tanto poco confiables.

Las cosas no cambian en ese sentido y la opinión de la gente para las instituciones no importa, siendo muy cierto y criticable también, que mucha gente no se da cuenta del grave daño que se causa al permitir que su voto sea comprado por unos cuantos pesos que, probablemente solventen sus problemas por un día, pero perjudican al país entero durante un sexenio.

Muchos inconformes se están manifestando en las calles, hasta el momento si éxito, sin embargo, son vituperados incluso por votantes que compartieron su misma ideología al momento de emitir su sufragio, pues argumentan que solo se entorpece el tránsito en las ciudades y no se logra nada.

Ante un proceso electoral fraudulento, que cínicamente hace gala de estar regido por la democracia, en el que se nos impone un gobierno con el que la mayoría no está de acuerdo, la pregunta obligada vendría a ser: ¿De qué manera tendremos que alzar la voz para ser escuchados?

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