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La vieja guardia del PAN…por Nazho Medina

Hace algunos días tuve la oportunidad de sentarme a platicar con el gran Ansures, panista de la vieja guardia en Delicias, quien me manifestaba su desinterés por hacer el refrendo al partido. “Nachito, me voy a morir y nunca volveremos a ganar la presidencia, ya dejamos ir nuestra oportunidad”, me decía sentado ahí en su local de venta de bocinas y sonido en el mercado morelos, como siempre apasionado en su plática, añorante a ese PAN atrabancado, ese PAN desobediente civil, con causa, que la gente respetaba y respaldaba en las sobre mesas. También lo añoro.

Me tocó vivir parte de ese PAN, ya en su epílogo, es verdad, nunca se ganaban elecciones, pero tal vez a la vuelta del tiempo ese el que nunca ganaba, será el PAN que más le haya aportado a este país, no desde el gobierno, si desde la conciencia colectiva que generó.

Me da tristeza y hasta cierto punto coraje, platicar con estos de “la vieja guardia”, quienes dedicaron muchos de sus mejores años, e incluso dinero de su propia bolsa a una causa noble, a un partido que sabía que no iba a ganar, pero que aun así estaba en brega de eternidad.

Ahora todo es diferente, a ellos se les ha olvidado, a veces no se les comprende, e incluso cuando hacen referencia a los viejos tiempos, se les reprocha con un “pues si, pero antes no se ganaba nada”, sin entender los nuevos pantalones largos, que los triunfos de ahora, no son mera coincidencia, si no cosechas del pasado.

Sirva esta columna como un reconocimiento personal, a todos ellos, a todos los que puedan estarla leyendo y les haya tocado estar en aquella marcha del silencio, en la toma de oficinas, en la derrota del 94, en las lágrimas al Maquío y a Paty Terrazas, a todos aquellos que saben que el característico toque de claxon del PAN viene del “Barrio si, Baeza no”, a aquellos a quienes llegaron a detener su automovil a las 12:00 del medio día, en la calle, en el semáforo, para demostrar su descontento, sirva también a todos aquellos que marcaron billetes, que perdieron negocios y que fueron amenazados por el gobierno, mi respeto por todos ustedes, quienes algún buen día decidieron no entrar a un partido político, si no adoptar un partido, una doctrina, como forma de vida. Gracias, de manera personal.

La vieja guardia cumplió cabalmente su encomienda, dejó los pelos en el alambre, a partir de 1994 sus frutos empezaron a cosechar, un México más democrático y menos agachado comenzó a nacer, ante gobiernos que tuvieron que entender que la dinámica de gobernar ya tenía que ser diferente, sin tanta opacidad, sin tanta corrupción, más responsable y sobrio.

El año 2000 sin saberlo, la vieja guardia comenzó a entregar la estafeta, a una nueva camada de panistas dispuestos a gobernar, a los “headhunters”, al traje y la corbata, a las reuniones en mesas largas y cañon, al PAN que gobierna.

Ahora las cosas son diferentes, no quiere decir que estén mal, solamente son diferentes, tiempos traen tiempos, y el partido ha evolucionado, hay nuevos perfiles, con nuevos objetivos, en un nuevo contexto, en un país diferente. Sin embargo, quienes ahora pregonan PAN, deben de entender que conducen un automóvil modelo 1939, que ha pasado de generación en generación, que no es de ellos, que algún día deberán heredarlo a otra generación.

Por mucho tiempo mi cabeza se ha debatido el eterno “si las cosas fueran como antes”, he intentado entender lo que pasa, y he llegado a la conclusión de que jamás serán como antes, no porque el PAN de hoy sea mejor o peor que el de ayer, si no porque son misiones distintas, y tiempos distintos.

Me atrevo a decir que la única manera de volver al PAN de antes, es convertirlo en un observatorio político-ciudadano, sin posibilidad de acceder al poder, sino solo siendo una oposición perfecta, sin otro poder más que el de la credibilidad ciudadana, ya que a la vuelta del tiempo nos podemos dar cuenta que el enemigo no era el PRI, era el poder en si mismo, la idiosincrasia del mexicano en el poder.

El PAN de hoy no está mal, lucha por avances significativos, por transparencia, por una economía responsable, por mayores oportunidades para quienes menos tienen, por la salud universal, Vicente Fox fue ese enlace entre la vieja guardia y el neo PAN, tuvo responsabilidades importantes, y le toco entregar esa estafeta, Felipe Calderón fue un gran
presidente, más pragmático, pero efectivo, México hoy es un mejor país, pero el PAN no supo dormir con el enemigo en casa, el poder, y la sociedad lo reprimió.

De aquí para adelante, al PAN, le tocará entender su nuevo papel, saber que la doctrina es la misma, cargar con la responsabilidad histórica de Manuel Gomez Morín, pero mucho más difícil, lidiar con la posibilidad de poder, con la tentación. Tendrá que desarrollar los mecanismos necesarios para que este necesario enemigo no esté por encima del bien común.

Tendrá también, y se lo exijo, que reconocer la labor titánica de quienes dieron todo por el partido, no con medallas, o reconocimientos tangibles, porque no los necesitan, nunca los necesitaron, lo hacían por amor a México, sino con una labor responsable, con la doctrina por delante, entendiendo las diferencias históricas y el factor “poder”, pero buscando hacerlo lo mejor que se pueda.

Al fin y al cabo, la vieja guardia es lo que quiere, saber que no fue en vano.

Gracias a todos ustedes “vieja guardia”, a quienes les debemos tanto, los estimo, refrendados o no al partido, los llevaré en mi día a día, en mi actuar, en la sangre, porque la doctrina social-cristiana, es un modo de vida.

Hay nazho para rato…

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