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Vida, obra y muerte de Juan Gabriel..por Aída María Holguín

Tan pronto como comenzó a difundirse -a través de las redes sociales- la noticia del fallecimiento de Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, los usuarios de las redes también iniciaron a difundir un sinnúmero de publicaciones referentes a la vida, obra, y muerte del “Divo de Juárez”.
Aunque muchas de esas publicaciones manifiestan un sentimiento de tristeza por la partida de tan querido y reconocido artista; como era de esperarse, no han faltado (al contrario, han sobrado) las bromas (de muy mal gusto, por cierto) que hacen alusión a la evidente cercanía de Juan Gabriel con el gobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez”.
Es precisamente en ese tipo de (desagradables) publicaciones en las que radica la reflexión que en esta ocasión nos ocupa, pero antes de hacerlo es necesario aclarar que aquí no se está negando que Juan Gabriel obtuviera múltiples beneficios de su relación con César Duarte; sin embargo, no es lo único que define la trayectoria del “Divo de Juárez”.
Y es que sin ser “JuanGabrielistas”, es importante considerar que más allá de la relación amistosa y/o mercantil que Juan Gabriel haya decidido tener con César Duarte, el recuerdo de “JuanGa” no puede -ni debe- ser enmarcado a esa etapa de su vida; y mucho menos que su trayectoria sea valorada con base a este único criterio.
Juan Gabriel, nos guste o no, es -y será- uno de los íconos de la música mexicana, y cuyo lugar, será prácticamente difícil de llenar.  Juan Gabriel es simple -y sencillamente- irremplazable, y su paso por esta vida no debe recordada un error que cometió, como lo es haberse relacionado con César Duarte.  Dicho con otras palabras, independientemente de que César Duarte sea el gobernador más corrupto y despreciado que haya habido en la historia de Chihuahua, el fallecimiento de Juan Gabriel no debe ser utilizado para exteriorizar el enojo y los traumas provocados por -y solo por- César Horacio Duarte Jáquez.
Por otro lado, tampoco es válido que se quiera juzgar la vida de Juan Gabriel por su obvia simpatía hacia el PRI, y aunque dicho partido se ha ganado a pulso el desprecio de los mexicanos, la vida, obra, y muerte de Alberto Aguilera Valadez va mucho más allá de sus filias político partidistas.
En fin, para escribir sobre la vida, obra (entiéndase legado musical) y muerte de Juan Gabriel, harían falta muchas más líneas de texto de las que suelo escribir, o quizás bastaría con tan solo dos palabras para decirlo todo.  Con el solo hecho de escribir “Juan Gabriel” basta y sobra para recordar y conmemorar lo grandioso que fue este genio musical que puso el nombre de México en alto.
En esta ocasión, no me queda otra opción más que concluir con lo dicho -a través de una de sus canciones- por el cantautor, actor, músico y productor discográfico, Alberto Aguilera Valadez: “Dios perdona, pero el tiempo a ninguno.”  Q.E.P.D.
Aída María Holguín Baeza
Correo electrónico: laecita@gmail.com
Artículos anteriores: laecita.wordpress.com

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Aída María Holguín Baeza

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