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Máster Show: Del infierno al despertar espiritual

La entrevista: Máster Showmaster la entrevista

Por Darío Ogaz V.

Salir del infierno que representa el alcoholismo, no es tarea fácil para nadie, y cuando alguien lo hace es digno de reconocer el valor, el coraje y las ganas de salir adelante, pero cuando esa persona ofrece entregarse en cuerpo y alma a los niños con cáncer es algo digno de todo reconocimiento, tal es el caso de Alejandro Rodríguez, más conocido en nuestra sociedad como Máster Show, quien nos comparte su historia.

El inicio

Alejandro Rodríguez, nace en la ciudad de Chihuahua, hace un poco más de seis décadas.

Criado por su madre Rosita, que hace el doble papel de padre y madre, como muchas en nuestro país.

La infancia transcurre de manera normal, recibiendo la sabiduría y enseñanzas de su madre, quien jamás se expresaba mal de ninguna persona; ‘tenía un corazón lleno de amor’, menciona nuestro entrevistado.

El alcoholismo

Desde muy joven, comienza a ingerir bebidas embriagantes de una manera desenfrenada y constante, llegando al extremo de sufrir el ‘delirius tremens’: ‘veía leones grandotes que me querían comer’, recuerda aún con cierta angustia Alejandro.

‘En aquel tiempo pasé por problemas de baja auto estima, bullyng, rechazos, traiciones, y frustraciones que venía arrastrando desde chavo, y el refugio era el alcohol’.

‘En cierta ocasión, en la ciudad de Chihuahua, estaba hospitalizado por mi alcoholismo y en un momento de ‘recuperación’ salté de mi cama –como si fuera una gacela- y tan pronto pude me robé una botella de alcohol que estaba destinada a la curación de enfermos, y segundos después le arrebaté a uno de los pacientes una botella de naranjada que le habían llevado sus parientes –matanga la changa, me dije estusiasmado-, y con eso preparé una deliciosa y refrescante bebida que reafirmó mi alcoholismo una vez más’. ‘Al verme completamente borracho el médico que me atendía terminó por expulsarme del hospital. Y hay voy a seguir con mi borrachera a otra parte’, cargando mis penas y mis frustraciones.

‘Yo sentía que la sociedad me debía algo…’

‘Mi alcoholismo era una cadena muy pesada que arrastraba cada día’.

‘Recuerdo que en una noche de borrachera fui al panteón a ver la tumba de mi querida madre, quería llorar, desahogarme, sacar todo aquello que me lastimaba, ya que nomás cuando estaba ebrio lloraba; no quería que me vieran llorar bueno y sano. Cuando estaba cerca de la tumba de mi ‘jefita’ vi una luz blanca muy intensa y escuché clarito la voz de mi madre que me dijo: ‘Cando, cando, que andas buscando afuera, lo que hay adentro…’. Entonces salí corriendo y hasta lo borracho se me quitó del susto.

Debido al alcoholismo me abandonó mi esposa, y mis dos hijos fueron llevados por su madre a la Granja Hogar de Chihuahua. Iniciaba otro capítulo de dolor en mi vida.

EL DESPERTAR ESPIRITUAL

Una vez que lo había perdido todo debido a mi alcoholismo, me di a la tarea de recuperar a mis hijos que estaban en la Granja Hogar, que dirigía en ese entonces la madre María Luisa Reynoso, con la cual al paso del tiempo hice una bonita amistad.

Con el fin de ver a mis hijos diariamente y recuperar su cariño me ofrecí a trabajar de manera gratuita en ese centro para niños abandonados, lo cual hice de buena voluntad durante dos años. Hacía limpieza general, pintaba, daba mantenimiento a las instalaciones, era conserje, chofer, lo que hiciera falta.

Fui testigo como la madre María Luisa se desvelaba cuidando a los niños que tenía enfermos, tomaba café toda la noche para no dormir, y a las primeras horas del día siguiente ya estaba llevando a los demás niños a la escuela, era algo increíble, tenía una energía que parecía no tener fin, para ella los niños eran su motivo de vida, se entregaba de manera total, ejemplar.

A veces bromeabamos para liberarnos un poco del stress cotidiano, yo le llamaba de manera despectiva ‘monja’ y ella me respondía: ‘zoquete’.

Durante ese tiempo puse mi mejor esfuerzo, demostré que sí podía levantarme después de caído.

GANA UN JUICIO Y RECUPERA A SUS HIJOS

Lo que parecía imposible, se logró. ‘Luego de un largo proceso para recuperar a mis hijos que había perdido debido a mi alcoholismo, logré ganar el juicio interpuesto. Un juez me otorgó de nuevo la Patria Potestad.

Cuando recibí la noticia me comporté como un loco, ofendí a la abogada que se oponía a que me hiciera cargo de nuevo de los niños, fue un momento de mucha alegría pero también de liberación de la gran carga negativa que traía conmigo’.

‘Hoy puedo decir con orgullo que muy pocas personas enfermas de alcoholismo, logramos recuperar a los hijos que nos fueron arrebatados. Un regalo de Dios sin duda’.

EL PASO POR AA Y EL NACIMIENTO DEL MASTER

‘Empecé a visitar los centros de Alcohólicos Anónimos y a compartir mi mensaje, llevando El Valor de los 12 Pasos’.

‘Fue ahí donde los internos me empezaron a llamar ´Master´’ o ‘Teacher’.

Una vez me vestí de mimo y preparé la diversión, ahí comenzaron a llamarme Máster Show.

En estos centros he convivido con alcohólicos, drogadictos, sicarios y con personajes de la talla de Julio César Chávez, quien por cierto me ofreció una pelea de exhibición gratuita, pero no la pudimos efectuar por falta de recursos económicos, ya que debíamos cubrir un seguro muy costoso.

Hasta la fecha continuo visitando los centros de AA, llevando el mensaje para ayudar a más enfermos, que como yo, han sufrido y vivido un infierno.

LA OPORTUNIDAD DE ESTUDIAR UNA CARRERA PROFESIONAL

‘Caminaba por las calles de Chihuahua, y me dirigía a compartir una charla a un centro de Alcohólicos Anónimos, cuando de pronto escucho una voz que me dice: ‘Padrino, venga lo invito a mi casa’. Se trataba de un joven que había logrado salir adelante en su problema de alcoholismo. Platicamos un momento y luego abordamos un vehículo de modelo reciente, parando hasta llegar a una lujosa residencia.

Nos recibió el padre del joven, quien emocionado me da un fuerte abrazo y me agradece que haya ayudado a su hijo a recuperarse del alcoholismo.

‘El padre del joven, estaba tan contento por haber recuperado a su hijo, y en un momento de la plática me dijo: ‘en compensación por haber ayudado a mi hijo, quiero que elijas una carrera para que estés bien preparado y ya no batalles tanto, tu elígela y yo la pago…’

‘Aproveché la oportunidad y en un par de años me estaba graduando como técnico optometrista, gracias a Dios y a este señor que tuvo a bien ayudarme.

Ya como profesionista, trabajé en Chihuahua capital, luego emigré a Ciudad Juárez en busca de dólares, logrando bastante éxito económico, ya que muchos de mis clientes eran de El Paso Texas, y eran muy generosos conmigo, por lo que mi nivel de vida era bastante bueno’, señala Alejandro.

‘Una vez al terminar un trabajo, me pregunta el cliente gringo: ¿Cuánto es?, Y yo le respondí: son 500- luego el cliente saca su cartera y me entrega 500 dólares— De inmediato corrijo: Son 5OO pesos, mister. El cliente me responde: Me gustó mucho tu trabajo, quédate con los 500 dólares.

UN NUEVO LLAMADO ESPIRITUAL

La vida me tenía reservado un nuevo llamado espiritual.

‘Mi nieto Fernandito enferma de cáncer, y me doy a la tarea de visitarlo diariamente.

Con el afán de verlo sonreír comienzo a pintarme la cara de payaso, a cantar, bailar, hacer pantomimas y todo lo que fuera necesario con tal de arrancarle una sonrisa’.

‘Compartía esa alegría con todos los niños que estaban enfermos igual que Fernandito.

Durante más de un año acudí diariamente a tratar de verlo sonreír. Hasta que se mudo de este plano terrenal. En ese momento comprendí quién mandaba. Le cerré los ojos un 26 de enero. Aquí se quedó todo su amor, a un lado de su madre y de Dios.

‘Desde entonces me he dado a la tarea de ayudar a los niños con cáncer, de manera voluntaria, de entrega total si es necesario’- señala,

Posteriormente recibe la invitación para sumarse a la Asociación Chihuahuense Contra El Cáncer AC -ACHIC-

El viaje a la playa

‘En 2017 llevamos a un grupo de niños con cáncer a la playa, querían conocer el mar y disfrutar al máximo de su sueño’.

‘Recuerdo que durante la estancia llevamos a los niños a dar gracias a una iglesia. Uno de ellos que no contaba con sus piernas, le dijo a Dios en voz alta: ‘Señor sólo te pido que no me quites las ganas de vivir…’, – en ese momento al escucharlo me dieron muchas ganas de llorar, pero me contuve para que el pequeño no me viera. Necesitaba estar fuerte ante él. Era tanta la emoción que me invadía que no pude manejar y pedí a mi auxiliar que me ayudara con el volante.

En ese viaje aprendí tantas cosas que me enseñaron los pequeños valientes guerreros.

Durante la labor altruista también hicimos varias actividades para ayudar a un niño que requería transplante de médula ósea, y a otros más que enfrentan problemas de salud, todo esto de manera gratuita, desinteresada, sólo por ayudar al prójimo.

La filosofía de Máster Show

Los seres humanos no debemos apegarnos a las cosas, con frecuencia nos enamoramos de lo que luego será basura.

Para mí lo triste no es la muerte, lo triste es no saber vivir.

Debemos dejar a un lado el ego, ya que no nos permite ser felices. El ego es la fábrica de los miedos, de la inseguridad, es el diablo.

Nunca he buscado la fama, porque quita la libertad.

Es poca la gente que canta en las calles, parece que la alegría se está acabando.

Todos somos uno, y cuando nos demos un abrazo va a temblar la tierra.

Una nueva vida

‘Tras pasar por cuatro matrimonios, y 30 años de alcoholismo, comprendí que el daño estaba dentro de mí’. ‘He hecho las paces con la sociedad, hoy tengo una dulce compañera (Martha Uranga, mi negrita) y un hijo pequeño (Alejandro), y me dedico a ayudar de manera altruista a niños que me necesitan’, concluye Máster Show.

 

 

 

 

 

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